Cuando una persona adicta toma la decisión de abandonar su adicción y acude a tratamiento pasa por diversas etapas psicológicas y personales. Los procesos de cambio en conductas adictivas presentan una sucesión de fases continuas que se retroalimentan de forma circular. No se trata, pues, de un proceso lineal, como bien lo explicita el modelo transteórico de Prochaska y Diclemente. Su consecución no está exenta de retos, pero gracias a sus estrategias y técnicas, el cambio en el estilo de vida de la persona será sumamente beneficioso.
QUÉ IMPLICA INICIAR UN CAMBIO DE HÁBITOS ADICTIVOS
Por norma general, cuando pensamos en un cambio de hábitos, lo imaginamos como un proceso lineal donde aparece un punto de inflexión que marca un tajante antes y después. Sin embargo, en cuestiones de conductas adictivas, y especialmente si están relacionadas con sustancias psicoactivas, no sucede así. Los procesos de cambio en adicciones muestran un desarrollo en espiral, con múltiples etapas de transición y riesgos de recaídas. Así lo reflejaron Prochaska y Diclemente en su modelo transteórico.
Es por ello que, aunque el punto de partida para iniciar cualquier cambio siempre debe ser la motivación interna del individuo, esta no siempre se mantiene. La mayor parte de las veces es necesario contar con ayuda profesional para estimular y reforzar la intención de ejecutar un cambio tan complejo como abandonar una adicción.
En este sentido, tomar conciencia de que se tiene un problema no implica necesariamente tomar acción para solucionarlo. Al igual que iniciar un tratamiento de recuperación no significa que esté sea exitoso a la primera. Todo depende de lo preparada que esté la persona, su predisposición y la clase de cambios que necesita hacer. De ahí que sea tan importante el acompañamiento terapéutico para profundizar en las necesidades concretas de cada paciente.
Los cambios de rutinas y hábitos deben ser paulatinos y constantes, lo que implica un esfuerzo y compromiso mantenido en el tiempo. Pero también debemos ser flexibles ante ellos, entendiendo que una recaída en las viejas conductas adictivas son parte del proceso.
Para explicar cómo se producen los procesos de cambios de actitud y conductas que llevan a dejar una adicción, recurriremos al modelo transteórico. Que no aporta solo una descripción de los pasos o etapas que implican los cambios; sino también herramientas y estrategias que favorecen y ayudan a consolidarlas.
EL MODELO DE PROCHASKA Y DICLEMENTE APLICADO A LAS ADICCIONES
A la hora de tratar los procesos de cambio en conductas adictivas es primordial mencionar el modelo transteórico creado por James Prochaska y Carlo Diclemente. Pues centra su razón de ser en la descripción de las etapas que se producen en el proceso de cambio. Tanto si los cambios nacen de la voluntad de la persona adicta o gracias a la guía de los profesionales terapeutas.
Por tanto, conocer el modelo transteórico es de gran utilidad para entender cómo se perfeccionan todo cambio de conducta. Si bien, especifica que todo cambio que realice una persona gira en torno a su motivación intrínseca y su nivel de autoeficacia. Es decir, su predisposición y la confianza en sus propias posibilidades para alcanzarlo.
Prochaska y Diclemente definían las etapas de cambio como una rueda compuesta por diversas fases —entre cuatro y seis estadios, dependiendo del contexto. Para estos autores, el proceso de cambio en conductas adictivas siempre es circular, pasando en diversas ocasiones por las mismas etapas. Entre las que se contempla, por cierto, la fase de recaída como una más dentro del tratamiento de la adicción.
Las recaídas son parte del proceso terapéutico, una etapa más dentro del proceso de cambio. Por consiguiente, nunca debería ser una razón para tirar la toalla o abandonar el tratamiento de recuperación. Además, en la llamada fase de mantenimiento, se trabaja mucho con el paciente adicto la prevención de recaídas.
A su vez, es un modelo tridimensional donde interactúan simultáneamente estadios, procesos y niveles de cambios en las conductas adictivas. Una vez que se completa con éxito el cambio de hábitos adictivos y la persona adicta controla su abstinencia definitivamente, se lleva al final del modelo.
Etapas DE CAMBIO en CONDUCTAS ADICTIVAS
- Precontemplación: en esta fase la persona aún no reconoce que padece una adicción, pero empieza a vislumbrar sus consecuencias negativas. Es considerada una fase de negación ante su problema.
- Contemplación: en esta etapa el individuo comienza a tomar conciencia del problema, pero aún subestima sus graves consecuencias mediante excusas. La persona oscila entre momentos de aceptación de su adicción y momentos de negación y sensación de control de la situación. En esta etapa puede pasarse años.
- Determinación: también llamada estadio de preparación, es cuando la persona comienza a plantearse la posibilidad de poner fin a su dependencia. Tal vez intente dar pequeños pasos hacia un cambio en sus conductas adictivas. Si bien, la motivación personal no siempre es suficiente y se dará cuenta de que necesita ayuda profesional.
- Acción: con esta fase se inicia el auténtico proceso de cambio de estilo de vida. Por ejemplo, cuando toma la decisión y acude a tratamiento en un centro de recuperación. Aquí el individuo se compromete a dejar atrás su adicción.
- Mantenimiento: una vez que los cambios iniciados en el tratamiento de la adicción se vuelven hábitos, se consolida su recuperación. En el caso de adicciones, el estadio de mantenimiento hace referencia al periodo de abstinencia, donde el sujeto intenta evitar la recaída todo lo posible. Es la etapa más satisfactoria para el paciente, ya que ve cómo sus esfuerzos y compromisos lo transforman en una persona más sana.
- Recaída: esta fase suele formar parte del proceso de cambio en conductas adictivas prolongadas en el tiempo. No es tarea sencilla superar la enfermedad de la adicción, de ahí que las recaídas sean habituales en el proceso. Lo importante es volver a iniciar la rueda del cambio y transitar nuevamente por las etapas anteriores.
PROCESOS Y NIVELES DE CAMBIO DE CONDUCTAS
Dentro del modelo transteórico del cambio, las etapas son útiles para ayudar a situar al cliente en un punto de partida determinado. Mientras que el segundo nivel del modelo lo forman los procesos de cambio, que permiten conocer cómo se producen los cambios en los sujetos.
Los procesos consisten en actividades iniciadas o experimentadas por la persona adicta para modificar su hábito nocivo. Prochaska y DiClemente los sintetizan en diez procesos de cambio, que agrupan en sendos tipos mayores de procesos: mentales y comportamentales.
- Procesos de cambio cognitivos: aumento de la concienciación, autorreevaluación, reevaluación ambiental, alivio dramático y liberación social.
- Procesos de cambio conductuales: autoliberación, manejo de contingencias, relaciones de ayuda, contracondicionamiento y control de estímulos.
Por su parte, la tercera dimensión del modelo hace referencia a qué cambios se necesitan para abandonar la conducta adictiva. Se tratan de niveles de cambio organizados jerárquicamente en cinco niveles, en los cuales deben focalizarse las intervenciones terapéuticas:
- Síntoma/situacional: patrón de hábitos de consumo.
- Cogniciones desadaptadas: expectativas. juicios, creencias limitantes, etc.
- Conflictos interpersonales actuales: comportamientos en las interacciones sociales.
- Conflictos sistémicos/familiares: apoyo familiar o social, problemas laborales, legales, etc.
- Desafíos intrapersonales: autoestima, autoconcepto, etc.
LA AUTOEFICACIA: ASPECTO CLAVE PARA MANTENER EL CAMBIO
La rueda de los estadios de cambio del modelo transteórico alude al hecho de que el proceso de recuperación nunca es lineal, sino circular. Si bien, en realidad, la figura que mejor representa lo que le sucede a una persona adicta que busca superar su dependencia es la de una espiral. Y es que, aunque los pacientes pasan varias veces por las distintas fases, ninguna de esas experiencias es exactamente igual a la anterior. Es decir, los periodos de consumo y abstinencia son diferentes entre sí. Por eso si se retoma el tratamiento de recuperación, se hace con mayor conocimiento y experiencia.
Así, ante una recaída, si la persona había llegado al estadio de acción, regresaría a la etapa de preparación o anteriores. Si el sujeto se encontrase en el estadio de mantenimiento, podría regresar a cualquiera de las cuatro fases anteriores.
Ciertamente, la recaída sucede cuando las estrategias de cambio fallan y la persona no logra mantener su abstinencia del consumo de sustancias. Pero las recaídas son parte esperable del proceso de cambio en toda conducta adictiva como dejan claro Prochaska y Diclemente a lo largo de su estudio. Sin embargo, el paciente lo suele vivenciar con muchos sentimientos de culpa, de frustración, fracaso y decepción; lo que puede perjudicar su sentimiento de autoeficacia durante el tratamiento.
La autoeficacia consiste en la confianza y seguridad interna del paciente de no volver a consumir drogas. Por tanto, podría definirse como la creencia sobre el poder personal o la capacidad de la persona a realizar cambios y mantenerlos en el tiempo. Si en las primeras etapas del proceso de cambio cuenta principalmente la motivación, a partir del estadio de acción el sentimiento de autoeficacia cobra mayor protagonismo.
En este contexto, el abordaje terapéutico busca empoderar a los pacientes adictos para que sean conscientes de su propia capacidad para lograr los cambios positivos y duraderos que necesitan.
ESTRATEGIAS DE CAMBIO DEL MODELO DE PROCHASKA Y DICLEMENTE
Finalmente, existen toda una serie de estrategias terapéuticas que deben aplicarse a cada etapa del modelo transteórico. Pues, gracias a ellas, se consigue una mayor adherencia de los pacientes al tratamiento de la adicción y a su recuperación.
Conviene destacar que la intervención a realizar para que el paciente tenga un cambio de comportamiento efectivo depende de la etapa en la que se encuentre. En cada estadio existen técnicas específicas que generan un impacto mayor en su compromiso con la rehabilitación. A continuación se mencionan algunas estrategias que los terapeutas suelen utilizar en cada fase para ayudar a que la persona adicta comience su proceso de cambios:
- Estadio de precontemplación: puede aportarse información para que la persona conozca los beneficios de dejar su adicción.
- Estadio de contemplación: se recomienda ahondar más en la reflexión sobre los efectos positivos del cambio y la demanda de tratamiento. Al mismo tiempo, se estimula a realizar pequeños pasos asequibles para cambiar sus conductas adictivas.
- Fase de determinación: se idea un plan de acción entre paciente y terapeuta, dividido en objetivos alcanzables. Es importante describir las acciones a seguir para lograr las metas propuestas.
- Estadio de acción: se pone en marcha el plan de acción y el terapeuta monitorea el progreso. Se incentiva la motivación del paciente reconociendo cada logro conseguido y se recuerda la finalidad de todo el proceso de cambio. Esto es, alcanzar la recuperación y el bienestar.
- Estadio de mantenimiento: reajuste del plan de acción mientras sea necesario. En caso de recaída, aplicar estrategias de afrontamiento aprendidas durante el tratamiento y alentar al adicto a seguir adelante con su recuperación. Hacerle entender que las cosas no siempre salen como se esperan, por lo que debe ser flexible y compasivo con su proceso y sus recaídas. Y, si es pertinente, animar a la persona a ayudar a otros adictos a abrirse a los cambios para abandonar sus conductas adictivas.
TÉCNICAS TERAPÉUTICAS PROPUESTAS POR PROCHASKA Y DICLEMENTE
Los autores del modelo transteórico mencionan una serie de técnicas terapéuticas para reforzar los procesos de cambios en adicciones. Con estas herramientas de ayuda se consigue que los pacientes avancen mejor por las etapas de cambio, ya que les permiten entender y ser partícipes de su propio proceso. Entre dichas técnicas de ayuda, Prochaska y Diclemente citan:
La psicoeducación. Incrementa el proceso de toma de conciencia y control de estímulos mediante información sobre el uso de sustancias y sus efectos.
La clarificación de valores. Ayuda al paciente a definir sus valores y aquello que valora en la vida, para contraponerlos al resultado derivado del consumo de drogas.
Solución de problemas. Con esta técnica los pacientes adquieren más habilidad para el cambio y su uso incrementa la autoeficacia.
Establecimiento de metas. Esta técnica permite diferenciar entre objetivos realistas y los no asumibles.
Planificación de la prevención de recaídas. Fomenta en la persona la conducta comprometida de búsqueda de situaciones que suponen una tentación de su consumo.
Técnicas de relajación. Su objetivo es reducir la presión y la ansiedad ante la abstinencia.
Entrenamiento en asertividad. Permite al paciente aprender a rechazar los ofrecimientos de consumo de drogas.
Role-playing. Para la adquisición y desarrollo de nuevas conductas y hábitos más saludables.
Técnicas cognitivas. Muy útiles tanto para los procesos de cambio experienciales como conductuales.
Reestructuración ambiental. Para evitar determinados ambientes o situaciones de alto riesgo.
Clarificación del rol. Técnica útil para abordar los conflictos entre compañeros cuando alguno de ellos es también adicto.
Reforzamiento. Con esta técnica se practica el manejo de contingencias o situaciones sorpresivas.
Habilidades sociales y habilidades de comunicación para incrementar las redes de apoyo del paciente .
Clarificación de necesidades. Incita al paciente a reevaluar varias áreas de su vida y detectar en cuál de ellas necesita mejorar.
la importancia del modelo transteórico
Como se puede apreciar, la motivación para el cambio es un aspecto extraordinariamente importante a lo largo de todo el tratamiento de recuperación. No obstante, cuando se quiere conocer el estadio de cambio en que se encuentra el paciente debe diferenciarse entre los síntomas de su psicopatología —la enfermedad de la adicción— y la falta de motivación.
En este sentido, los procesos de cambio del modelo de Prochaska y Diclemente interactúan con otras variables como las psicopatologías y el historial de consumo de cada persona adicta. Por eso todo proceso de cambio es personal y singular.
Así, psicopatologías o experiencias de estrés y la ansiedad influyen en los procesos de tipo cognitivo. De hecho, todos los pacientes suelen iniciar un tratamiento de desintoxicación movidos por este tipo de procesos. Mientras que el historial de uso y abuso de las sustancias produce mayores retos para que la persona desarrolle estrategias conductuales de cambio en su vida. Pues a mayor antigüedad en su historial de consumo, mayores dificultades encuentran para hacer cambios conductuales y mantenerlos en el tiempo.
Sin duda, el modelo elaborado por Prochaska y Diclemente arrojó mucha luz en cuanto a las etapas por las que transita una persona adicta antes de abandonar su adicción. De ahí que haya sentado las bases de muchas intervenciones en el abordaje terapéutico que realizan los profesionales especializados en adicciones.
Lo que está claro es que el acompañamiento y la ayuda profesional resultan cruciales para que la persona pueda superar una dependencia al alcohol o a cualquier sustancia. La intervención al inicio de los tratamientos focaliza sus esfuerzos en la educación de los pacientes para el manejo de la sintomatología negativa; así como en la instauración de cambios de hábitos, sustituyendo las conductas nocivas por otras más saludables.
Pero también el apoyo terapéutico es un motor de motivación para que la persona adicta recuerde por qué comenzó su proceso de cambio. Así como los extraordinarios beneficios que le reportará abandonar su adicción. Esa es la recompensa a todos los esfuerzos y dedicación destinados a curar su enfermedad y disfrutar de una vida plena.
REFERENCIAS CONSULTADAS
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- Pérez, F. (2019). El modelo transteórico de cambio de Prochaska y Diclemente. Recuperado de https://bit.ly/3draEfm
- Robles Martínez, M. (S/F). Rueda de estadios del cambio en pacientes con trastornos adictivos. Recuperado de https://bit.ly/3Gn7s0N
- Sánchez Hervás, E. & al. (2002). Procesos de cambio en conductas adictivas: Influencia de variables psicopatológicas y de consumo. Recuperado de https://bit.ly/3y3PflN
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