Nos adentramos en los procesos químicos involucrados en la adicción a las drogas. Conocemos los efectos y tipos de tolerancia a la droga.
CARACTERÍSTICAS DE LA ADICCIÓN A LAS DROGAS
Muchas personas no entienden por qué alguien se vuelve adicto a las drogas. Se suele pensar que es falta de fuerza de voluntad, falta de principios morales… y que dejar de consumir es cuestión de decidirlo.
Actualmente se conoce que la adicción es una enfermedad crónica causada por una disfunción neuronal. Es decir, se produce un cambio en la estructura del cerebro. Por esto es también una enfermedad reincidente, por el riesgo permanente de recaer o volver a consumir, al mermarse el autocontrol del adicto.
Las personas con más niveles de impulsividad y de búsqueda de sensaciones nuevas tienen más dopamina y son más proclives a las adicciones y conductas de riesgo.
CAMBIOS CEREBRALES
El uso de drogas a largo plazo causa también cambios en sistemas químicos y circuitos del cerebro, afectando a funciones como el aprendizaje, el criterio, la capacidad de tomar decisiones, el estrés, la memoria o el comportamiento.
Podemos preguntarnos ¿por qué algunas personas se vuelven adictas y otras no?
Pero es como preguntarse por qué hay personas diabéticas, con asma o cardiopatías, y otras que no. No hay factores de predicción de la adicción; una combinación de factores genéticos, ambientales y desarrollantes influyen en el riesgo a desarrollar la adicción.
Las áreas del cerebro afectadas por el consumo de drogas son el tallo cerebral, que controla las funciones básicas vitales como la frecuencia cardíaca, la respiración y el sueño. La corteza cerebral, que procesa la información de nuestros sentidos y nos permite ver, sentir, oír y saborear; pensar, planificar, resolver problemas y tomar decisiones. El sistema límbico, que contiene el circuito de recompensas del cerebro, regula nuestra capacidad de sentir placer y la percepción de emociones.
¿CÓMO FUNCIONAN LAS DROGAS EN EL CEREBRO?
Las drogas son sustancias químicas que interfieren en el sistema de comunicación del cerebro.
Algunas drogas como la marihuana y la heroína imitan la estructura química de un neurotransmisor natural, así activan las neuronas y las sustancias psicoactivas se adhieren a ellas.
Otras drogas como las anfetaminas o la cocaína causan que las neuronas liberen demasiados neurotransmisores naturales, interrumpiendo los canales de comunicación.
La mayoría de drogas atacan al sistema de recompensas del cerebro inundando el circuito con dopamina.
Una combinación de factores genéticos, ambientales y desarrollantes influyen en el riesgo a desarrollar la adicción.
¿QUÉ ES LA DOPAMINA?
La dopamina es una molécula producida por nuestro cerebro, relacionada con la lujuria, deseo, amor, aprendizaje, comportamiento, adicción. Es un mensajero químico o neurotransmisor que pasa información de una neurona a otra, y es el causante de la sensación de placer.
Según varios estudios las personas con más niveles de impulsividad y de búsqueda de sensaciones nuevas tienen más dopamina y son más proclives a las adicciones y conductas de riesgo.
Si nos falta dopamina podemos sentirnos desmotivados, aburridos, deprimidos o angustiados, por ejemplo. Podemos tener dificultades para experimentar y disfrutar del placer. Algunas enfermedades caracterizadas por niveles bajos de dopamina son la depresión, la fobia social, el TDAH y el Parkinson. De ahí que los fármacos utilizados para combatir estas enfermedades aumenten los niveles de dopamina y pueden ser adictivos.
En estos trastornos (excepto en el Parkinson) la causa no es la falta de dopamina, sino el descenso en la búsqueda de placer y en la motivación. Esto conlleva el descenso en la producción de dopamina.
Niveles altos de dopamina se relacionan con enfermedades mentales como la esquizofrenia y el trastorno bipolar. En estos trastornos los fármacos inhiben la acción de dopamina.
¿CÓMO INFLUYE LA DOPAMINA EN LAS ADICCIONES?
La adicción cambia el cerebro. Modifica la forma de gestionar el placer, el aprendizaje y la motivación. Las drogas aumentan la producción de dopamina, se acumula mucha cantidad (más del 150%) en el espacio sináptico durante mucho tiempo.
El consumo de drogas libera de 2 a 10 veces más dopamina que las recompensas naturales, pero éstas últimas también la aumentan y te hacen proclive a ser adicto a esa conducta, como la adicción al sexo, al juego, las compras, los videojuegos y a la comida basura.
A la vez, la acumulación de dopamina hace que se generen nuevos receptores para esta hormona, de forma que el cerebro se adapta y la dopamina deja de tener efecto. Así disminuye la sensación de placer que provoca la sustancia o conducta, y la persona adicta crea una tolerancia a la misma; es decir, cada vez necesita dosis mayores para tener el mismo efecto.
Cuando la droga empieza a hacer efecto en el cerebro alterando su equilibrio (homeostasis), el cerebro se resiste. Para lo que adapta los receptores a la droga para que ésta no haga efecto. En definitiva, los receptores del cerebro se hacen insensibles a la sustancia adictiva.
TOLERANCIA. CLASIFICACIÓN.
Se conocen 3 tipos de tolerancia. La tolerancia metabólica, la conductual y la condicionada.
La tolerancia metabólica hace referencia a las sustancias o drogas consumidas de forma oral. Se relaciona con la velocidad con la que el hígado descompone las sustancias, velocidad que aumenta si el consumo es habitual. Es decir, la droga permanece cada vez menos tiempo en el torrente sanguíneo por crear tolerancia metabólica.
La tolerancia conductual es la respuesta emocional del adicto según sus expectativas con los efectos de la droga. Así, el adicto aumenta la dosis de forma voluntaria para conseguir efectos más intensos.
Por último, la tolerancia condicionada es un mecanismo que aumenta la tolerancia mediante señales ambientales. Parece que ciertos factores del entorno se asocian con el deseo de consumir droga; como estados de ánimo, lugares, actividades, situaciones o personas.
CLASIFICACIÓN TEMPORAL
También podemos diferenciar la tolerancia según el período de tiempo: tolerancia aguda o a corto plazo, tolerancia crónica y tolerancia aprendida. Un ejemplo de tolerancia aguda podría ser la creada con la cocaína: con la primera dosis aumentan los efectos de la droga más que con la segunda dosis.
La tolerancia crónica se da con la exposición constante o duradera a la sustancia, necesitando aumentar la dosis para conseguir los mismos efectos. Y la tolerancia aprendida se da cuando al exponerse el adicto a la sustancia durante años, la asimila de forma tan natural que parece que no haya consumido nada: la droga ya no le hace efecto y puede realizar las tareas de su vida diaria sin exponer sus efectos.
Cabe señalar que la tolerancia se puede revertir. Esto quiere decir que gracias a la plasticidad del cerebro, si el adicto se mantiene recuperado (sin consumir) volverá a adaptar sus neuronas y receptores a la nueva situación, sanando también sus estructuras cerebrales.
Referencias bibliográficas
Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA); Institutos Nacional de la Salud; Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. (2016). Entendiendo el uso de drogas y la adicción. Recuperado de: https://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/drugfacts/entendiendo-el-uso-de-drogas-y-la-adiccion
Martos Silván, C. (s/f). Tolerancia a las drogas y al alcohol: en qué consiste y tipos. Recuperado de: www.lifeder.com
Redactora de comunicación y Community Manager en el Instituto Castelao.
Información muy útil.
Gracias!
Gracias a ti Alfonso, por comentar.