Es la droga que más se consume en nuestra cultura y la que más problemas de toda índole produce en nuestro organismo -y en nuestra sociedad-. Su aceptación social resulta tan generalizada como perniciosa. Afortunadamente, la adicción al alcohol -una enfermedad crónica que, como tal, requiere tratamiento específico-, puede superarse. Por todo esto podemos afirmar que el alcohol es una droga socialmente aceptada.
Definición y obtención
Alcohol es el nombre genérico de una familia de compuestos químicos de carbono, hidrógeno y oxígeno que siempre contienen el grupo funcional hidroxilo (-OH). Es una sustancia depresora del Sistema Nervioso Central perteneciente al grupo de sedantes, junto con los barbitúricos y las benzodiacepinas.
El alcohol etílico o etanol es la droga que se encuentra en las bebidas alcohólicas, una sustancia psicoactiva y por tanto adictiva (en contraposición del metílico que es utilizado principalmente en la industria). El etílico se obtiene de dos maneras: por fermentación de frutas, vegetales o granos (por ejemplo vinos o cervezas), y por destilación: medio artificial para aumentar la concentración de alcohol de una bebida (por ejemplo, coñac, ginebra, whisky y vodka).
La principal consecuencia del alcoholismo es la aparición de problemas de toda índole en la vida del adicto: familiares, laborales, sociales, otros.
La ruta metabólica del alcohol y sus efectos
El alcohol, al consumirse, sigue una ruta metabólica que no tiene nada que ver con el proceso digestivo normal: pasa por el estómago al duodeno, donde se absorbe; luego pasa al torrente sanguíneo produciendo irritación y estimulando la secreción de ácidos gástricos, así como procesos inflamatorios de esófago, estómago, gastritis y úlceras.
El alcohol llega en pocos minutos al cerebro, que es el principal órgano afectado por esta droga. Así, provoca cambios de humor, bloquea los neurotransmisores del cerebro (pérdida de reflejos, asimilación de recuerdos y concentración), mata neuronas, altera el proceso normal del sueño, genera aislamiento social y distorsiones de la realidad, y afecta al estómago y al hígado, donde se metaboliza. Por tanto, su ingesta genera problemas de coordinación, pérdida de nitidez en la vista, pérdida de conciencia y/o paros cardíacos, y su excesivo consumo puede provocar cirrosis (enfermedad crónica hepática).
Asimismo, la ingesta inmoderada de alcohol altera la nutrición por la reducción de vitaminas (solo aporta calorías vacías, sin nutrientes), disminución del azúcar en sangre y aumento de ácido úrico. Produce pérdida de la líbido o deseo sexual, atrofia muscular a largo plazo, deterioro en la piel, aumento de triglicéridos colesterol e hipogonadismo y ginecomastia por alteración del metabolismo de estrógenos.
En cuanto a los daños cerebrales, puede provocar síndrome de Korsakoff (confusión, alteración de la memoria para hechos recientes o nueva información, tendencia a rellenar lagunas en la memoria con confabulaciones), síndrome de Wernicke (encefalopatía caracterizada por confusión, pérdida de coordinación o ataxia), y síndrome amnésico.
El alcohol consumido en exceso de forma continuada deteriora las funciones cognitivas, aunque la recuperación neurocognitiva es posible después de un largo periodo de abstinencia.
El alcohólico que está una temporada sin beber, si vuelve a consumir, con toda probabilidad se descontrola más que antes de dejar de hacerlo.
Alcohol y adolescencia
La adolescencia es un periodo de desarrollo evolutivo crítico en el cual el cerebro experimenta cambios de remodelación. Puede alterar tanto la estructura como la función del SNC (Sistema Nervioso Central) provocando un importante deterioro neuropsicológico.
Este deterioro puede variar según la cantidad de alcohol ingerida, los antecedentes, el patrón de consumo, el consumo concomitante de otras sustancias o las características intrínsecas del consumidor.
El alcohol afecta a la atención, la memoria, y procesos ejecutivos. De hecho, el 75% de alcohólicos manifiestan disfunciones neurológicas significativas.
Las estructuras cerebrales más afectadas son las relacionadas con la memoria, el aprendizaje, la atención, la resolución de problemas o la organización de la conducta.
Alcoholismo: Cómo detectar una adicción
Los síntomas que pueden reflejar alcoholismo son la necesidad de consumir alcohol ya sea por evitar el síndrome de abstinencia o por esquivar la ansiedad; y la falta de autocontrol. Su principal consecuencia es la aparición de problemas de toda índole en la vida del adicto: familiares, laborales, sociales, otros.
Por otra parte, existen características psicológicas que se relacionan con el problema, como: baja tolerancia a la frustración, inseguridad en las relaciones sociales y personales, elevadas expectativas sobre las capacidades personales o baja autoestima.
Algunas señales de alerta de adicción al alcohol que podemos identificar en nuestra vida diaria son: tener alta tolerancia al alcohol (beber grandes cantidades sin mostrar señales obvias de intoxicación), presentar síntomas de abstinencia como ansiedad, temblor, nerviosismo, fatiga o irritabilidad si el adicto no consume, o desarrollar una incapacidad manifiesta para llevar a cabo las tareas diarias sin consumir.
El efecto de deprivación
Tanto los pacientes alcohólicos como sus familiares, suelen tener la expectativa de que podrán controlar el consumo después de un tiempo sin consumir.
Pero sucede que el alcohólico que está una temporada sin beber, si vuelve a consumir, con toda probabilidad se descontrola más que antes de dejar de hacerlo, es decir, toca fondo en poco tiempo y su adicción alcanza peores consecuencias.
Es el llamado efecto de deprivación, que tiene un trasfondo neurobiológico y está relacionado con el efecto de liberación de endorfinas en el cerebro inducido por el consumo de alcohol.
El tratamiento Castelao
En Castelao desarrollamos un tratamiento integral de la adicción al alcohol, desde la desintoxicación a la reinserción, pasando por la deshabituación y rehabilitación.
En Instituto Castelao abordamos el alcoholismo impartiendo terapias grupales, individuales, familiares y de pareja, por parte de un equipo de terapeutas adictos recuperados y debidamente formados en el sector. Para así entender la enfermedad y compartir la recuperación entre iguales. Gracias a esto el índice de adictos recuperados en Castelao es superior al 85%.
Bibliografía
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