La ketamina posee una larga tradición en el ámbito sanitario y veterinario como sustancia anestésica o tranquilizante. Sin embargo, en las últimas décadas se ha comercializado su uso como droga sintética alucinógena. Pero, al igual que otras drogas, los efectos de la ketamina pueden resultar muy nocivos y peligrosos.
La keta, una droga sintética
La ketamina, sustancia derivada de la fenciclidina, surge en la década de los sesenta. Se trataba, en su origen, de una sustancia con efectos analgésicos disociativos. Es decir, un depresor del sistema nervioso central, que también produce efectos estimulantes y alucinógenos.
Así; el clorhidrato de ketamina provoca un cierto estado de inconsciencia en el cual la persona se siente desconectada de su cuerpo y de su entorno. Bajo los efectos de esta droga la percepción sensorial se adormece. De ahí su carácter de anestesia disociativa.
Se utiliza en intervenciones quirúrgicas dolorosas que realizan médicos y veterinarios. De hecho, esta droga suele estar asociada especialmente al ámbito veterinario, ya que se aplica a animales de gran tamaño, como los caballos. Aunque en los últimos tiempos, se utiliza en dosis bajas como anestésico suave en ancianos y niños. Y en la actualidad, se está empleando su uso como antidepresivo.
Fuera del ámbito sanitario se consume ketamina como una droga sintética —producida en laboratorios clandestinos generalmente— conocida como Keta. Circula entre la población juvenil en ámbitos de ocio nocturno y festivales de música multitudinarios, especialmente. Su popularidad se ha incrementado en los últimos años por los efectos que provoca como droga alucinógena.
Bajo control médico, la ketamina posee ciertos beneficios para determinados pacientes o diversas clases de animales. Sin embargo, usada sin rigor profesional, entraña muchos peligros. Así, como cualquier otra sustancia psicoactiva ilícita, la ketamina produce muchos efectos secundarios nocivos. De ellos trataremos a continuación.
Estas drogas sintéticas, especialmente si son inyectables, se presentan como un arma letal para los jóvenes.
La ketamina como nueva sustancia psicoactiva alucinógena
La keta está incluida dentro de las llamadas drogas emergentes de carácter alucinógeno. Estas sustancias son consumidas por sus capacidades psicotrópicas que producen alteraciones de los sentidos. Así, quien las toma, experimenta la sensación de profunda distorsión de la realidad.
Se suele considerar una droga sucia debido a que afecta a diversos receptores cerebrales, dependiendo de su dosis y su vía de administración. Recordemos que la Ketamina puede consumirse de diversas maneras: por vía intramuscular, vía intravenosa o por vía oral. Esto es, puede inyectarse, fumarse, inhalarse, y hasta aplicarse en los ojos, en la piel o disolverse en líquidos. Y se adquiere en forma de polvo, líquida o en comprimidos.
Aunque en un primer momento, los alucinógenos, en dosis bajas, provoquen sensaciones placenteras o de euforia, también tiene efectos adversos. Pues, si se consume con cierta frecuencia o en dosis altas puede causar agitación, reacciones de pánico y agresividad. Además, si alguien se excede en su dosis, la ketamina puede convertirse en un anestésico general que induce al coma.
Asimismo, como otras drogas, pueden crear dependencia psicológica en los consumidores. Es decir, produce tolerancia elevada en el organismo, de ahí que generen adicción. Sin duda, estas drogas sintéticas, especialmente si son inyectables, se presentan como un arma letal para los jóvenes. Tanto por su potencia adictiva como por los daños que provocan para la salud biopsicosocial de la persona consumidora.
Los efectos de la ketamina
En dosis bajas la ketamina funciona como sedante, mientras que en dosis más elevadas anestesia al sistema nervioso central. Lo cual se traduce en que la función mental se desconecta del cuerpo y anula la sensación de dolor.
Ahora bien, los efectos de la Ketamina, consumida como droga sintética, son los habituales de muchas otras sustancias alucinógenas. A saber, alteración de la percepción sensorial, de la capacidad de reacción, momento de euforia y desinhibición.
Pero, también agitación, ansiedad, mareos, confusión, ataques de pánico, reacciones violentas o pensamientos delirantes —como sentirse perseguido.
No obstante, los efectos secundarios más graves que puede provocar son de tres tipos:
- El efecto neuropsiquiátrico, donde el consumidor se siente angustiado, ansioso y en estado paranoico. Lo que puede potenciar actos violentos o temerarios.
- El efecto cardiovascular, producido por un aumento de la presión sanguínea y de la aceleración cardiaca. Lo que, en el peor de los casos, puede provocar paro cardíaco o convulsiones.
- El efecto de depresión respiratoria o laringoespasmo, debido a una contracción de las cuerdas vocales. En este caso, la persona sentirá que se asfixia y necesitará respiración asistida. Aunque es la menos frecuente de sus consecuencias, si se produce, puede poner en serio riesgo la vida del consumidor.
Por otro lado, bajo sus efectos, se produce una pérdida de control sobre los actos, lo que puede llevar a cometer acciones imprudentes. Entre las más comunes está el practicar relaciones sexuales de riesgo o compartir jeringuilla con otros usuarios. Con el consiguiente riesgo de contagio de enfermedades graves como el VIH o la hepatitis.
En el caso de la Ketamina, su consumo abusivo puede generar daños severos en la vejiga de los consumidores. Lo que puede obligarles a tener que pasar por el quirófano para apaciguar los terribles dolores que padecen al orinar.
El riesgo de consumir ketamina con otras drogas
Pero, el mayor riesgo, a corto plazo, que causa el uso sin prescripción de la ketamina es la sobredosis. La cual consiste en un estado de coma producido por la anestesia. Y es que resulta muy difícil conseguir la dosis perfecta si no se tiene experiencia en su manipulación.
Con todo, la mayoría de los casos de hospitalización por ketamina se producen cuando se mezcla con otras sustancias psicoactivas. De hecho, el patrón de consumo que muestran sus usuarios suele ser el del policonsumo de otras sustancias tóxicas. En especial, alcohol, tabaco, cocaína, cannabis u otras drogas de síntesis.
Así, la combinación de keta con sustancias depresoras, como el alcohol, potencian los efectos adversos de ambas. Mientras que si se mezcla con sustancias estimulantes, como la cocaína, parte de los efectos de la ketamina desaparecen. Esto lleva a que los usuarios consuman mayores dosis de la droga alucinógena y, por tanto, se arriesguen a sufrir una sobredosis.
Conclusión
Muchos usuarios de ketamina relatan su consumo como una experiencia cercana a la muerte o el trance. Esto se debe al potente efecto de anestésico disociativo que presenta esta droga de síntesis.
Sin embargo, los efectos clínicos de esta nueva sustancia psicoactiva aún son impredecibles. De ahí que no sea una droga segura y sí se considere muy peligrosa para el uso sin control profesional o extrahospitalario. Así, en dosis altas, la ketamina puede conducir a la pérdida de conocimiento, convulsiones, paro cardíaco, asfixia, derrames cerebrales y estado de coma.
Por otro lado, su fama de droga recreativa fomenta su uso en lugares públicos aglomerados o locales de música nocturnos. Algo nada recomendable, puesto que la sobre estimulación propia de estos entornos agudiza sus efectos de alucinación y agitación. Y, con ello, la probabilidad de que el consumidor experimente un mal viaje indeseable.
Referencias Consultadas
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