Antecedentes históricos del opio
El opio, que proviene de la planta Papavera somniferum, es una potente sustancia analgésica -compuesta por morfina y otros alcaloides– que fue introducida en China y la India por los árabes, y cuyos primeros usos se remontan a unos 4000 años a.C. Su empleo terapéutico como herramienta analgésica, sedante, hipnótica y tranquilizante ha sido una constante en la historia de la medicina.
En el siglo XVI, en la India, el opio empieza a ser una fuente significativa de ingresos, ya que buena parte de la población lo bebe y lo come en pequeñas cantidades. En el siglo XVII ya se había distribuido en áreas lejanas a su lugar de origen. Y en 1770, la obra The mysteries of Opium Reveal’d, en la que su autor, John Jones, proclama que la sustancia tiene la cualidad de curar los síntomas de numerosas enfermedades, favorece significativamente el aumento de la producción de opio y su introducción en diversos países.
A principios del siglo XIX surge la llamada Guerra del Opio. Los esfuerzos del gobierno británico por difundir el consumo del opio en China acaban en una declaración de guerra entre los dos países y en la instauración de una política por parte del gobierno chino que incluía una campaña contra el empleo de los derivados del opio, la clausura de centros de consumo y la instauración de la pena de muerte para quien fuese culpable de posesión o consumo de la sustancia.
Es a mediados del siglo XIX cuando las consecuencias devastadoras del uso indiscriminado de los opiáceos empieza a ser evidente; se avanza en la investigación sobre los efectos de la droga y en el fenómeno de la habituación y dependencia de la sustancia.
En el año 1874 se sintetiza la heroína y erróneamente se la considera el analgésico más potente hasta la fecha; su uso se propaga rápidamente, convirtiéndose en uno de los principales problemas del gobierno estadounidense durante la Guerra de Vietnam.
Historia del alcohol
El alcohol es una de las sustancias de abuso más antiguas de la historia de la Humanidad. Griegos y romanos fueron los primeros en sufrir las consecuencias de un consumo excesivo del mismo. En el año 1250 d.C. empiezan a conocerse en Europa las técnicas de destilación y se obtienen por primera vez bebidas más puras, con elevada graduación. Pero su alto coste hace que solo se utilice en el ámbito medicinal e, irónicamente, ello hace que el alcohol obtenga el nombre de aqua vitae o agua de vida.
En la Inglaterra de finales del siglo XVIII empiezan a observarse signos del uso excesivo de bebidas alcohólicas; las mejoras en las técnicas de destilación facilitan la producción de otras bebidas y esto conlleva la proliferación de tabernas y dispara los índices de mortalidad y violencia. La aparición de la ginebra tuvo, de hecho, una repercusión importante en la sociedad británica por su elevada graduación, generando borracheras más frecuentes y prolongadas.
En el siglo XVIII aparecen nuevos destilados como el ron o el whisky, que se propagan en el mercado en poco tiempo. En aquella época, países como Finlandia o Inglaterra legislan contra el uso de bebidas alcohólicas; pero, sin duda, la prohibición más conocida fue la impuesta por el Gobierno de los Estados Unidos, cuya Ley Seca tuvo sin embargo consecuencias opuestas a las deseadas: aumentó el tráfico ilegal de alcohol, casi tanto como los índices de violencia y el abuso de derivados de los opiáceos. (En este post anterior tienes más información sobre el alcohol.)
Cocaína
Desde el imperio inca (1200-1553 d.C.) el uso de las hojas de coca masticadas formaba parte de los rituales religiosos y sociales. La euforia provocada por su ingesta era vista como un regalo de su Dios el Sol. La introducción de la coca en Europa se le atribuye a Nicolás Monardes –un destacado médico y botánico español- alrededor del año 1580, aunque las hojas traídas por él no generaron los efectos deseados –seguramente por perder parte de su efecto en el traslado por los medios de transporte de la época-. Alrededor de 1859 se aísla el principal alcaloide de la coca o cocaína y se empieza a incrementar su consumo por sus efectos sobre la fatiga y su poder para mejorar la fuerza y aumentar el deseo sexual –incluso se añadía a refrescos como la Coca-Cola. Su rápida propagación permitió conocer sus efectos adictivos por lo que se empezó a legislar contra su utilización en el siglo XX.
Durante las siguientes décadas el consumo de cocaína se extiende a todos los estratos socioeconómicos. Su abuso genera ganancias a productores, traficantes, vendedores y distribuidores. Muchas acciones de violencia y muerte se relacionan con el consumo. El cerebro no tiene receptores específicos para la cocaína y ejerce su acción liberando un exceso de dopamina y noradrenalina. Afortunadamente, existen tratamientos y disponemos de información para ayudar a adictos a esta droga.
En definitiva, durante los siglos XIX y XX algunas de las sustancias psicoactivas se fueron extendiendo debido a la química que posibilitó aislar los alcaloides y facilitar su distribución y venta. En un principio estas sustancias tenían un uso farmacoterapéutico y más adelante recreativo, hasta que el abuso de las mismas hizo que se tomaran medidas para controlar su uso. Hasta mediados del siglo XX no se conceptualizó el problema como adicción o dependencia a la sustancia.
Bibliografía
Belssaso, G., Estañol, B., y Juárez, H. (2002). De la salud a la adicción: evolución histórica de las adicciones. Nuevas estrategias farmacológicas.
López Muñoz, F., González, E., Serrano, M.D., Antequera, R., y Alamo, C. (2010). Una visión histórica de las drogas de abuso desde la perspectiva criminológica. Cuaderno médico forense 17(1), pp. 21-33.
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