La declaración por el Gobierno del estado de alarma en nuestro país ha trastocado muchos, por no decir todos, los programas de rehabilitación de drogodependencias. Pero, a excepción de los adictos que siguen consumiendo, generalmente en casa de sus padres los más jóvenes, los pacientes de tratamientos regularizados no descansan durante la cuarentena. Por el contrario, los expertos consultados confirman que ahora se da una oportunidad para trabajar aspectos esenciales: rutinas, la soledad, el conocerse a uno mismo, la autoestima, etc.
Lo positivo del confinamiento: la aceptación
Ante el aumento del número de contagios por el virus COVID-19 durante la pandemia de 2020, el Gobierno español declaró el estado de alarma el sábado 14 de marzo; con efecto desde el día 15. Esto ha supuesto la imposición de una cuarentena nacional, como medida de emergencia para frenar el contagio del virus. Una medida que afecta al conjunto de la población por igual; todos los españoles, residentes en España y ciudadanos extranjeros, con excepción de los diplomáticos, deben mantenerse encerrados en sus residencias habituales. Con las contadas excepciones de adquirir alimentos y medicinas, acudir al puesto de trabajo cuando esté permitido o atender emergencias.
Dentro del conjunto poblacional, interesa saber cómo pasan la cuarentena los adictos en recuperación, una vez que, como todo el mundo, han tenido que abandonar sus centros de tratamiento geográficamente.
Los pacientes de programas de recuperación, como el de Castelao, viven en sus respectivas casas el confinamiento; pero desde el primer día de éste han continuado su tratamiento; bien que a distancia de forma telemática.
Y, ¿cuál es el estado de ánimo una vez que han entrado en esta nueva fase, de tratamiento a distancia? La motivación generalizada y principal para comenzar a vivir esta experiencia -hasta ahora inédita para todos-, es el principio de la aceptación. Aceptar el estado de cosas como una circunstancia externa de la que se puede sacar mucho partido. Una oportunidad para crecer interiormente, sin desatender todas, o la mayoría de rutinas que se seguían antes del confinamiento.
Terapias y ejercicios online
A la hora de programar la jornada, cada paciente debe atender especialmente a dos hitos: La rutina de ejercicios, a primera hora de la mañana, y las terapias de los grupos de referencia. Ambas se imparten a distancia, mediante videoconferencias por Internet.
Rutina deportiva
La rutina deportiva es esencial para mantener el estado físico lo más ejercitado posible. No en vano, el deporte genera endorfinas, un tipo de biomolécula neurotransmisora que estimula el sistema nervioso y tiene efectos a nivel fisiológico, emocional y cognitivo. Es por ello que, aparte de tonificar los músculos y las articulaciones, y reforzar el sistema inmunológico y cardiovascular, el ejercicio físico también ayuda a mejorar el estado de ánimo.
Reunión grupal
Por tanto, el ejercicio pautado y regular beneficia no solo al conjunto del cuerpo, sino que también ayuda a mantener la mente despejada y alejada del malestar por las ganas de tomar.
Las terapias de grupo se asemejan, en buena medida, a aquellas en las que los pacientes participaban de manera presencial. Un terapeuta reúne a un grupo de cinco o seis enfermos y coordina el turno de palabra hasta que hablan todos. Cada vez que uno de ellos interviene, los demás compañeros muestran sus apreciaciones sobre lo que ha dicho, cómo le encuentran y aspectos de mejora. El o la terapeuta también comenta cada intervención desde su enfoque profesional.
De esta manera, todos los participantes en el programa de recuperación en confinamiento expresan sus sentimientos y emociones a diario.
La hora de la reunión, de mañana o tarde, se fija al principio del tratamiento y es invariable. Supone una rutina de puesta al día muy necesaria, máxime en época de confinamiento; cuando pueden producirse sentimientos de abatimiento, cansancio e incluso angustia por no saber el tiempo que resta de cuarentena. Los pacientes se ayudan unos a otros y, del coloquio de grupo, surgen soluciones eficaces y que permiten seguir creciendo y avanzando en la recuperación en confinamiento. El sentir común es que las terapias y el grupo son sabios.
Talleres emocionales
Otro tipo de terapia, no regularizada sino que es impartida puntualmente por una psicóloga o una psiquiatra, es el llamado taller de inteligencia emocional.
Cada uno de los pacientes tiene, como es lógico, un perfil psicológico y emocional definido. Pero hay diversas emociones que a todos cuesta expresar de un modo u otro. Los temas de los talleres van desde la ira, la soledad, la autoestima y la autoayuda, miedo, alegría o tristeza; así como las pautas para una comunicación de pareja exitosa.
Los talleres, a los que tienen acceso todos los pacientes del programa, son interactivos; por lo que una parte importante de los mismos consisten en plantear ejercicios. Todos los adictos en recuperación en confinamiento valoran muy positivamente esta actividad; pues les da pautas para funcionar diariamente, así como de cara a la familia y socialmente.
Rutinas que recuperan
Junto a las actividades terapéuticas en sentido estricto, el programa diario de cada paciente incluye una serie de actividades. Algunas son comunes, como hacerse la cama, cocinar y limpiar. Otras varían de un paciente a otro, en función muchas veces del tiempo que se lleve en tratamiento o del punto del proceso de recuperación en confinamiento en que se encuentre cada cual. Así, están: el puzzle, los mandala, la lectura, la escritura o diversos juegos, como el ajedrez y otros de aventuras por Internet.
Los fines de semana, para hacer la jornada más amena, se organizan juegos de adivinanzas y destrezas. Son por la mañana y por la tarde, tanto el sábado como el domingo.
Adictos no programados: cómo superar la abstinencia
Desde la Fundación de ayuda contra la drogadicción (FAD), opinan que “en estos momentos de aislamiento hay dos aspectos muy importantes para todos que tener en cuenta: la rutina y la disciplina”. Ante niveles elevados de estrés producidos por una situación de dependencia, lo recomendable es recurrir al profesional que estaba guiando el proceso terapéutico y seguir las recomendaciones de ese profesional. Cuando se produce una situación nueva en el entorno familiar, y no se contaba con ningún apoyo profesional; desde la FAD animan a hacerlo a través de su número de teléfono, en el que informan sobre los recursos disponibles en caso de necesidad; además de ofrecer orientación, escucha y apoyo ante estas situaciones de consumo.
El síndrome de abstinencia debido a la imposibilidad de salir a comprar se ve agravado por la situación de confinamiento; lo que se traduce en ocasiones en que la persona adicta exteriorice su malestar con personas de su entorno familiar que nunca antes le habían visto alterado por esta razón.
Conflictos de convivencia o síndrome de abstinencia
Dado que el rango de población que más consume Cannabis es, presumiblemente, el de los jóvenes que no se han independizado de casa de sus padres, las consecuencias se manifiestan en forma de conflictos. Las normas que regulan las relaciones y la convivencia pasan a un segundo plano, siendo lo principal para la persona que consume conseguir la sustancia. Por otro lado, los síndromes de abstinencia provocan cambios en los ritmos de sueño y de humor en aquellos que no pueden consumir como lo hacían hace un mes.
La jefa de formación de la FAD, Celia Prat, pone el foco en el sentimiento de grupo también distorsionado por el confinamiento obligatorio; “Al estar ligados a espacios y momentos de ocio, en los que el grupo tiene una gran presencia, muchos de los problemas de la situación de aislamiento actual tienen que ver con esa ausencia del grupo y no solo con la imposibilidad de consumo”. Prat subraya la importancia de diferenciar estos dos aspectos, “aquello que se puede estar echando de menos por la falta de los amigos, como puede ser la diversión y el refuerzo del grupo, de lo que realmente sí está sucediendo por la falta de la sustancia [malestar]”.
En este caso, será necesario analizar las razones del consumo; “Si la situación de malestar está originada por la falta de la sustancia habrá que reflexionar en torno a lo que se busca con el consumo. Si lo hacemos para relajarnos, por aburrimiento o por estar con el grupo; cada situación podrá tener una alternativa distinta que conviene conocer y poner en marcha buscando otras opciones que diviertan, que relajen, que ofrezcan posibilidades de conexión con los demás», comenta.
Recomendaciones de la FAD
En estos casos, la formadora de la FAD recomienda acudir a un profesional y “mantener una actitud comprensiva, tranquila y serena; ya que, aunque no se trata de admitir o aceptar este consumo, la tensión no ayuda a afrontar la situación de la mejor manera. En lugar de tratar de tomar decisiones en estos momentos tensionados, es preferible obtener información y actuar en aquellos momentos que permitan una mayor reflexión y análisis. Una respuesta que muestre unión entre progenitores; y por supuesto, que no suponga un juicio de valor —añade Prat— sobre el consumidor y su comportamiento, van a ser unas medidas muy relevantes para comenzar a afrontar la situación”.
Los síndromes de abstinencia difieren mucho unos de otros dependiendo de la sustancia consumida. Respecto a las personas que no pueden salir a hacerse con cocaína, el especialista de la fundación madrileña Hay Salida Antón Durán afirma que; “seguramente estarán tomando todas las benzodiacepinas que tengan por casa y probablemente estén ingiriendo mucho alcohol”. Durán incide en que el peor síndrome de abstinencia hoy en día es el que produce el alcohol; ya que puede llegar a desembocar en la muerte si se da un delirium tremens de tercer grado.
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