La sociedad ante la situación de alarma por coronavirus
No cabe duda de que una reclusión prolongada e involuntaria, llena de incertezas, pueden poner a nuestra mente en jaque. Sin una buena regulación emocional, una estructura de actividades y gestión sabia del tiempo, nos abocamos al desequilibrio emocional. Y es justo este estado el que nos lleva a recaer en antiguas adicciones.
Con el estado de alarma sanitaria causado por la pandemia del COVID-19 muchos drogodependientes buscan refugiarse en sus adicciones. Los motores de riesgo que pueden desatarlas son diversos: el tedio, la ansiedad, la frustración, el temor a lo desconocido,…
Cabe recordar que las adicciones trabajan como mecanismos de defensa para tapar sentimientos negativos o dolorosos. Y también situaciones que nos generan un trauma en el sistema nervioso, un impacto en nuestra vida. De ahí que la drogodependencia se conciba como una enfermedad mental y emocional, donde el sujeto consume para evadir emociones incómodas.
El confinamiento decretado sin fecha de finalidad al que se ha visto urgida la sociedad no es fácil de llevar. Supone una ruptura en nuestro estilo de vida, en nuestra rutina. Un cambio involuntario y repentino que pone a muchos individuos en una situación muy vulnerable. Y aún más cuando quien vive estos cambios y encierros es una persona que presenta un historial de drogadicción.
En efecto, los drogodependientes presentan una gran fragilidad en estos momentos de incertidumbre y alarma por la evolución del coronavirus.
A continuación analizamos cómo la situación del coronavirus y sus exigencias impactan en las personas drogodependientes.
Si bien, el estrés tiene una función muy útil en nuestro desarrollo, puede tornarse negativo cuando la ansiedad es excesiva.
El estrés como reforzador de adicciones
El confinamiento prolongado y la sobrecarga de información alarmista nos abruma y es fuente de estrés continuo. He aquí uno de los disparadores que despiertan las ganas de evadirnos del presente con las adicciones.
Se ha demostrado en diversos estudios que el estrés -concretamente, la mala gestión del estrés-; supone un factor importante en el mantenimiento o la recaída en una adicción. Al mismo tiempo, muchas personas recurren a las drogas para atajar la ansiedad o la presión que causan las situaciones conflictivas en sus vidas.
El estrés aparece como una reacción psicológica y somatizada de forma física ante situaciones de crisis o cambios bruscos. De alguna manera, está muy vinculada a la falta de adaptación o flexibilidad a periodos álgidos que interrumpen nuestra rutina. Si bien, el estrés tiene una función muy útil en nuestro desarrollo, puede tornarse negativo cuando la ansiedad es excesiva.
El estado de alarma indefinida que vivimos por causa del COVID-19 es un claro ejemplo de estrés negativo que genera episodios de desequilibrio emocional. Así, tras varios días de confinamiento puede sentirse agobio, preocupación, nerviosismo, insomnio y mucha tensión. La presión ambiental de una ciudadanía que se siente amenazada confluye con la aparición de síntomas de desgaste internos.
Aquellas personas más vulnerables a las situaciones estresantes tienden a recurrir a comportamientos disfuncionales para acallarlas, como el consumo de drogas.
Asimismo, en el caso de individuos en procesos de tratamiento de recuperación o de abstinencia, exponerse a vivencias estresantes resulta peligroso o arriesgado. Estas situaciones provocan que se remuevan los mecanismos de defensa del adicto, que consume para evadirse de la realidad. No en vano, toda recaída señala una situación de estrés mal gestionada; donde el deseo compulsivo por consumir genera ansiedad y, por supuesto, indica también no haber seguido las pautas del tratamiento de recuperación.
El efecto negativo del confinamiento para los drogodependientes
Nadie duda de la fiabilidad de la reclusión doméstica como medida preventiva para evitar la propagación del coronavirus. Sin embargo, a muchos adictos puede llevarlos a uno de los lugares comunes de la drogadicción: el aislamiento voluntario.
En efecto, cuando el hábito por consumir sustancias psicoactivas se ha vuelto una enfermedad cerebral (es decir, se ha desarrollado adicción) los adictos tienden a aislarse. De este modo, pueden desarrollar su enfermedad, lejos de las miradas ajenas y recriminatorias. De ahí que gran parte de los enfermos pierdan contacto con sus amistades y familiares y sus relaciones se deterioren.
Por otra parte, para aquellos que estén en proceso terapéutico para superar su enfermedad, el apoyo social resulta primordial. Pero, en estas circunstancias de emergencias sanitarias como la actual se impone una situación de aislamiento social. Algo que la persona en vías de reinserción puede sentir como angustiosa. Pues, la tristeza, el echar en falta la vida social o las limitaciones de estar en casa aburrido incentivan el riesgo de recaída.
Consejos para afrontar la situación de confinamiento
La mejor recomendación para manejar el confinamiento por coronavirus y la recaída en adicciones es mantener una mentalidad positiva. O sea, centrarse en los aspectos positivos del aislamiento social y en todo lo que nos permite vivir.
Así, aplicando estrategias de manejo de emociones, conversaciones terapéuticas con el grupo de apoyo, mindfulness y relajación podremos generar mecanismos adaptativos muy favorables para nuestra vida en general. Pero se muestran muy eficaces sobre todo para evitar riesgos de recaídas.
Los consejos que los expertos en adicciones recomiendan para evitar el malestar del paciente adicto ante esta situación son:
- Mantener la comunicación con amigos y familia, aunque sea por medios telemáticos. Además, las personas en tratamiento deben llamar a algún compañero del grupos de terapia o su terapeuta. Ante el menor riesgo de recaída es fundamental pedir ayuda.
- Desarrollar la capacidad de resiliencia gracias a una actitud flexible ante los cambios. Superar adversidades nos conecta con nuestro poder personal y fortalece la autoestima. Para eso, es preciso tener una mentalidad flexible y abierta a los cambios.
- Mantener una rutina diaria, porque eso nos da estructura y sensación de control ante nuestra vida. En este sentido, resulta muy bueno planificar la jornada de un día para otro.
- Practicar aficiones que promuevan nuestra creatividad. Las aficiones tienen la ventaja de ayudarnos a estar concentrados y aportan sensación de bienestar. Además, muchas pueden compartirse con otros miembros de la familia.
- No obsesionarse por consumir información a todas horas. Hay que ser selectivos y evitar noticias o publicaciones que generan excesiva alarma ante esta situación de pandemia.
- Entrenar la mente para enfocarse en lo que sí podemos hacer estando recluidos.
- Mantener la certeza de que esta crisis de pandemia va a pasar y se volverá a la normalidad.
Conclusión
Podría definirse al miedo como una reacción del sistema límbico que funciona como respuesta adaptativa a situaciones que suponen una amenaza. Por tanto, el miedo como sentimiento se activa en nuestro cerebro emocional. Su presencia pone en alerta al resto del organismo que genera una reacción de estado de alerta: el llamado estrés.
Este proceso psicológico es lo que estamos viviendo los seres humanos ante la emergencia sanitaria del coronavirus COVID-19. Una situación que resulta estresante tanto por las medidas preventivas novedosas a tomar, como por tratarse de un hecho desconocido.
No saber cuál es su origen, el temor por infectarnos y la limitación de libertad nos impide actuar en piloto automático. Y eso sin duda supone una fuente de estrés y exceso de frustración que hemos de aprender a gestionar.
Sin embargo, la clave para gestionar sabiamente esta circunstancia social reside en la propia definición de la palabra miedo. Es decir, en procurar una respuesta adaptativa, abierta a los cambios, pero de forma consciente.
Sabemos por nuestra experiencia profesional que para las personas adictas el coronavirus se muestra como una prueba de fuego. Así como las medidas de precaución pueden sentirse como una trampa que tienta los hábitos de su enfermedad.
Esta es una oportunidad de aprender a movernos a través de las adversidades y superarla. Lo mismo que se experimenta cuando se inicia un tratamiento de rehabilitación para drogodependientes.
Si estás en proceso de abstinencia y bajo tratamiento terapéutico, estás más preparado de lo que crees para sobrellevar esta pandemia. Tienes una ocasión preciosa para demostrarte que tus esfuerzos por superar la enfermedad de la adicción, hoy son tu mayor fortaleza.Referencias bibliográficas
- Cancela, L. (s/f). Drogas y estrés: un cóctel explosivo para el cerebro adicto. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=eDWZ_XJqJTk
- Europa Press (2019). Adicciones y coronavirus: cómo el aislamiento puede incrementar el riesgo de recaídas. Recuperado de https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-adicciones-coronavirus-aislamiento-puede-incrementar-riesgo-recaidas-20200328081452.html
- National Institute on Drug Abuse (2019). COVID-19: Las posibles implicaciones para las personas con trastornos por consumo de drogas. Recuperado de https://www.drugabuse.gov/es/about-nida/noras-blog/covid-19-las-posibles-implicaciones-para-las-personas-con-trastornos-por-consumo-de-drogas
- NeuronaDos (2014). La relación entre drogas y estrés. Recuperado de https://neuronados.wordpress.com/2014/01/31/la-relacion-entre-drogas-y-estres/
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