La soledad es un estado anímico que no siempre va asociado al aislamiento social en sentido estricto. De hecho, en el proceso de recuperación, un paciente con adicción pasa por diversos estados de soledad. De consumir para socializar, el adicto suele derivar en un consumo en solitario; aun viviendo con familiares, con quienes entra en conflicto por esta causa, ya que mantener el secreto sobre su actividad de consumo raramente se mantiene.
Ya en recuperación, y una vez pasada su primera prueba de soledad sin tóxico, el enfermo de adicción encuentra una soledad buscada. En la que tiene que aplicar las herramientas para transformar la frustración y compulsión hacia el consumo en un reconocimiento interior para alejarse del consumo y vivir una búsqueda de sí mismo.
Del consumo cíclico de la adicción al encierro en soledad
Muchos adictos creen que su consumo no es altamente preocupante ya que lo concentran en los fines de semanas o, incluso, más esporádicamente. Es lo que los especialistas llaman “consumo cíclico”. Cuando un drogodependiente exterioriza su consumo queriendo combinarlo con una vida social aceptable, para sí y con quienes se relaciona, tarde o temprano acaba traspasando los límites y sus hábitos desbordan lo socialmente admisible.
Fiestas, conductas sexuales promiscuas, desbordamiento de las dosis, búsqueda de dinero extra para consumir más a través del hurto, juego, combinación de más drogas junto a la droga estrella, son algunas de las pautas por las que se orienta el consumo cíclico cuando deja de ser un consumo social.
Llega un momento en el que estas dinámicas de consumo no dan más de sí. El adicto se margina voluntariamente para así poder consumir más a sus anchas, sin tener el retorno de la alarma y la consiguiente prevención que amigos o familiares puedan hacerle para que modere o ponga fin a su torbellino de consumo.
Entra así en una soledad forzada pues sus hábitos externos se han desbocado y solo encerrándose puede dar rienda suelta a un consumo ya totalmente descarriado.
Sentir el vacío de la droga
Una vez tomado el paso de ingresar en Instituto Castelao, el adicto cambia por completo su modo de vida, comenzando por suspender toda relación con las sustancias tóxicas. Muy a menudo, son pacientes con un historial de policonsumo, ya que una droga les conducía a otra, para compensar los efectos, por ejemplo, de la cocaína mediante el alcohol.
Ya desde el ingreso, pero especialmente a raíz de que -superado éste- se van a vivir solos en régimen externo, el adicto se enfrenta al vacío de la droga sin el apoyo de ésta.
Porque cuando consumía y sentía ansiedad, tristeza, o entraba en problemáticas con familiares debido a su consumo, para paliar esa sensación de vacío, recurría inexorablemente al consumo, y en cantidades progresivamente más altas.
De esta manera, la persona con adicción en soledad ha de aprender a vivir sin recurrir a las sustancias; cuando siente soledad o, más propiamente, el vacío de la droga. Suelen venirle a la mente ganas de consumir, recuerdos de cuando consumía tóxico, y la única forma de saciarlas es compartiéndolas con sus terapeutas y los demás pacientes veteranos.
En primer término, mediante llamadas a los veteranos para que le envíen un mensaje a la cabeza, del tipo: ya no puedes consumir; has de tirar del hilo y ver qué ocurría cuando consumías; los desastres son los de antes; y no has de sentir vergüenza respecto a los desastres ocasionados, sino asumir tu pasado con responsabilidad y afrontar tu recuperación con esperanza y dedicación.
La soledad buscada
A medida que avanza en su recuperación, el paciente comienza a experimentar un bienestar general; fruto de la recuperación de sus emociones sin mediar la sustancia tóxica. Es la soledad buscada, requerida por el tratamiento, para experimentar ese estado sereno y saber colmarlo sin recurrir a los tóxicos.
Se trata de transformar la compulsión por el consumo en introspección y conocimiento de sí mismo y de los demás compañeros de tratamiento. Una búsqueda que se actualiza diariamente en las terapias de grupo, de pareja y de familia, donde los pacientes vuelcan su problemática en soledad. Y reciben la sabiduría del grupo, a través de mensajes directos y eficaces; que les permiten salir del abatimiento y la autoindulgencia (el pobrecito de mí).
Serenidad y comprensión: alejarse de la culpa
Con una autoestima progresivamente recuperada, y a medida que el paso del tiempo y el trabajo terapéutico hacen su función; se produce un cambio trascendental de la personalidad; que consiste en aceptar como es el estado de cosas externo a uno mismo. A través de la serenidad y de la comprensión de los otros, pero esencialmente del ser interior; el paciente se aleja al mismo tiempo de la culpa y de otras sensaciones que entorpecen su crecimiento personal.
La culpa viene en ocasiones camuflada por la envidia, y ésta, por los celos. Junto a los desórdenes familiares, de pareja, son factores oportunamente trabajados en terapia y que, una vez asimilados; se incorporan a la personalidad como elementos propicios al crecimiento y a una vida sin drogas.
La culpa bien reorientada dará lugar a una percepción placentera de la vida. Todo se reordena y lo que era una vida llena de peligros van dejando paso a vivencias plenas de adultos responsables y sanos.
Antes de nada, felicidades por el escrito, la fuerza de voluntad en una persona con esa enfermedad o patología, es primordial y a la vez nada fácil….lo he vivido de cerca en un familiar, y es súper duro. Y el sentimiento de culpa, imagino que es normal porque crees que por ti mejor dicho por tu enfermedad/adicción…has hecho sufrir a mucha gente que quieres. Pero, hay que pensar que en esos momentos, no eres/eras tu…y lo que cuenta después es el reconocerlo y, si ya esta superado el problema «a veces antes con recaídas», todo es comprensible por parte de los demás, y el perdón ya es la recuperación, tu/vtra recuperación. Es el mejor regalo y la mejor forma de pedir perdón, si es que hay que perdonar no olvidemos que el primero en sufrir y machacsrse….es el enfermo/adicto. Aquí no hay víctima ni verdugo, hay un problema unas circunstancias y no hay que culpar a nadie., y si hay amor/cariño por el medio TODO SE SUPERA MUCHO MAS FACIL….Gracias por este escrito un abrazo y adelante!!. ❤
Hola Núria! Muchas gracias por tu comentario y tu tiempo. Así es, esta enfermedad conlleva mucho sufrimiento para el adicto (el que más) y para sus allegados. Pero ver los cambios durante el proceso de recuperación es muy agradecido. Como dices, el apoyo y amor de los familiares facilitan mucho el camino. Muchas gracias Núria por compartir tu opinión, un abrazo!