El cannabis sátiva, el cáñamo o la marihuana es una especie herbácea de la familia Cannabaceae. Una planta anual, dioica, originaria de las cordilleras del Himalaya (Asia). El cannabis se usa para referirnos a la variedad psicoactiva y cáñamo es la variedad no psicoactiva.
Qué es el cannabis
Es una planta que puede llegar a medir seis metros de altura. Es dióica, es decir, que tiene plantas macho y hembra que crecen por separado. Las masculinas pueden apreciarse a simple vista y se agrupan en racimos; las femeninas son casi invisibles y se agrupan en espigas. Su fruto (cañamones) tiene forma globular y se emplea para la alimentación de aves y para la extracción de aceite. De hecho, el cáñamo se lleva utilizando desde tiempos inmemoriales para proporcionar a la sociedad fibras, combustible y alimentos.
En cuanto a los componentes de esta planta, tiene más de 60, entre ellos el THC (tetrahidrocannabinol), el más psicoactivo y el que, por tanto, provoca alteraciones mentales.
Muchas de las variedades del cannabis tienen propiedades psicoactivas. El cáñamo es la variedad con bajo contenido de THC. La marihuana y sus cogollos son las variedades que contienen THC (tetrahidrocannabinol).
La Marihuana en dosis elevadas, puede producir pánico, alucinaciones y psicosis paranoicas o esquizofrénicas. A la fase de euforia le sigue otra depresiva con aumento de sueño.
Derivados del cannabis
En función de la parte consumida del cannabis y su forma de elaboración podemos clasificar sus derivados en: marihuana, hachís, y aceite de hachís.
La marihuana es un preparado con hojas secas y flores que tienen entre un 6 y un 14% de THC; el hachís es un preparado de resina segregada por la planta y contiene entre un 15 y un 30% de THC; y el aceite de hachís es un preparado que se obtiene mediante la destilación de la planta en disolventes orgánicos, y puede alcanzar el 65% de THC.
Mención aparte merecen los cannabinoides sintéticos (K2/Spice), compuestos por químicos artificiales. También se conoce como incienso herbal o líquido y son compuestos químicos que se rocían sobre la materia seca y triturada de la planta para fumarlos.
Se denominan cannabinoides por su parecido con las sustancias químicas de la marihuana, aunque pueden afectar al cerebro con mucha más potencia que la planta. Pertenecen al grupo de drogas NPS (new psychoactive substances). Y son sustancias que alteran la mente pero no están reguladas.
Formas de consumo
Se puede consumir de forma inhalada o fumada: normalmente se consume fumándolo, mezclado con tabaco (hachís) o solo (marihuana) en forma de porro. También se fuma en “pipas de salón” llamadas argilas, cuyo pie es un recipiente donde se coloca líquido para humidificar el humo.
Asimismo puede consumirse de forma oral o ingerida: la resina se introduce en los alimentos elaborando pasteles u otros productos alimenticios. Las hojas y los tallos pueden utilizarse igualmente para cocinar.
Efectos
Sus efectos empiezan pasados 10 minutos después de consumir si la vía es fumada, y entre unos 30 y 60 min después si se ingiere. La duración de sus efectos es de menor intensidad cuando se ingiere que cuando se fuma, ya que, cuando se fuma, la vía de absorción es más rápida: el THC pasa directamente de los pulmones al torrente sanguíneo. Así, la sangre transporta la sustancia química al cerebro y a otros órganos del cuerpo. En cambio, si la persona ingiere o bebe el THC, el organismo lo absorbe más lentamente.
Produce efectos psíquicos como euforia, risa fácil, alteración del sentido del tiempo o de la secuencia de los acontecimientos, posible despersonalización, cambios en el estado de ánimo, dificultad para resolver problemas, fuga de ideas y alteraciones de la memoria. Aumenta la percepción de colores y sonidos.
En dosis elevadas, puede producir pánico, alucinaciones y psicosis paranoicas o esquizofrénicas. A la fase de euforia le sigue otra depresiva con aumento de sueño.
En cuanto a los efectos físicos, puede producir tos seca, taquicardia, irritación conjuntiva, aumento de la presión arterial y ocular, desorientación e incapacidad de concentración.
El consumo fumado aumenta el volumen y la frecuencia cardíaca, es decir, es un riesgo añadido para personas con enfermedades cardiovasculares. El consumo oral puede producir intoxicación (por la mezcla con productos alimenticios o por la cantidad de sustancia ingerida).
Su supuesta inocuidad es un falso mito, basado en su naturalidad por ser una planta. Pero el cannabis fumado nunca será medicinal, al contrario, la marihuana genera adicción.
Consecuencias psicológicas y físicas y síndrome amotivacional: La Marihuana Genera Adicción
A largo plazo se conocen tres tipos de consecuencias. Principalmente: complicaciones psicológicas, físicas y síndrome amotivacional.
Las complicaciones psicológicas comprenden posible psicosis tóxica aguda (caracterizada por ansiedad), delirios paranoides o de persecución e ideas de suicidio. Normalmente acompañados de pánico, paranoia, depresión y desorientación. Su duración es de entre 1 y 11 días, siempre supeditados a la abstinencia de la sustancia.
Las complicaciones físicas hacen referencia a problemas crónicos por el consumo prolongado de la sustancia, que afecta al sistema respiratorio -provocando irritación bronquial y pulmonar- y al sistema endocrino –siendo causa de tumores en órganos sexuales y/o reduciendo la cantidad y calidad del esperma en los hombres-.
El síndrome amotivacional se caracteriza por apatía, frustración fácil, pérdida de eficacia laboral y/o profesional, falta de concentración y falsa y elevada idea de productividad. Las personas que lo padecen son menos compatibles y sociables con amigos y familiares, más independientes, autónomas, menos responsables, más problemáticos en lo que al cumplimiento de reglas se refiere y tolerantes de conductas socialmente desviadas.
Cannabis y cerebro
La marihuana afecta al desarrollo del cerebro a largo plazo. Reduce la capacidad de pensar, la memoria, las funciones cognitivas (de conocimiento y aprendizaje).
El THC actúa sobre células receptoras en el cerebro que desempeñan un papel fundamental en su desarrollo y funcionamiento normal. La marihuana sobreestimula las áreas del cerebro que tienen más cantidad de estos receptores, esto genera el high o euforia que experimenta la persona.
El síndrome de abstinencia del cannabis incluye: irritabilidad, somnolencia, disminución del apetito, ansiedad, y deseo intenso de consumir la droga.
El consumo de cannabis entre los jóvenes
Actualmente la edad de inicio de consumo del Cannabis es entre los 15 y 17 años, y a diferencia del alcohol, los jóvenes que fuman hachís o marihuana lo hacen en grupos reducidos, de confianza, y donde saben que son aceptados.
Un estudio realizado por la Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente manifiesta que el consumo de cannabis ha aumentado considerablemente en España. Por parte de menores, un 12,6% de jóvenes de entre 15 y 17 años aseguran haberlo probado en el último año. Cifra preocupante ya que dobla el registro de consumidores de cannabis adultos (5,5%).
Son precisamente los consumidores más jóvenes quienes se ven más afectados por el uso habitual de la marihuana, con mayor riesgo de depresión, ideas suicidas y ansiedad. Tienden a mostrar desventajas en la atención, en el aprendizaje (empeora su rendimiento escolar), desventajas en la velocidad de procesamiento de la información y en la coordinación perceptual y motora. También puede producir déficit en el aprendizaje verbal y problemas en la memoria.
Su supuesta inocuidad es un falso mito, basado en su naturalidad por ser una planta. Pero el cannabis fumado nunca será medicinal, al contrario, la marihuana genera adicción.
Tratamiento de recuperación
Como cualquier tratamiento de recuperación de adicciones, el tratamiento para dejar de consumir cannabis debe basarse -después de la fase de desintoxicación y deshabituación de malos hábitos del adicto-, en realizar terapias cognitivo-conductuales grupales para rehabilitarse y, finalmente, reinsertarse paulatinamente en su entorno familiar y social.
Bibliografía
Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, febrero 2018). Cannabinoides sintéticos. Institutos Nacionales de la Salud; Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos.
Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, agosto 2017). Marihuana. Institutos de la Salud, Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. Recuperado de: https://www.drugabuse.gov/es/
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Scoppetta Díaz-Granados, O., Pérez Gómez, A., y Hugo Muñoz, V. (2012). Sobre la supuesta inocuidad del consumo de marihuana: diferencia entre consumidores y no consumidores en encuestas nacionales en Colombia. Liberabit, ISSN: 2223-7666.
E.C.
Redactora de comunicación y Community Manager en el Instituto Castelao.
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