Consumo promedio descendente
Nuestro país se sitúa, aproximadamente, en la media de consumo de alcohol europeo ‘per cápita‘, según los datos proporcionados por la OMS referidos al último lustro. Según ESTUDES el dato más relevante de esta última oleada es que la ingesta media de alcohol en España entre los mayores de 15 años se ha reducido sensiblemente: de 10,5 litros promedio en 2010, a 10 litros.
La región europea de la OMS -que incluye tanto los países de la UE como Europa oriental, incluida Rusia y las antiguas repúblicas soviéticas- registró un consumo medio de 9,8 litros, con un descenso pronunciado en relación a la anterior marca, de 11,2 litros, en 2010.
Por encima del consumo promedio de España se sitúan otros países de la UE: Francia (12,6 litros ‘per capita‘), Irlanda (13) Alemania (13,4) y Lituania (15,0). Entre los países europeos occidentales con consumos relativamente inferiores están: Suecia (9,2 litros), Islandia (9,1), Croacia (8,9), Holanda (8,7) e Italia y Noruega (ambas con 7,5 litros).
Alcoholismo en España
Los datos de la OMS también revelan una notable diferenciación por género: los hombres españoles consumen cuatro veces más que las mujeres, 16,4 litros y 4 litros ‘per cápita‘, respectivamente, según la última oleada. Los anteriores datos disponibles eran, para hombres y mujeres, 16,9 y 4,4 litros, respectivamente.
Entre la clase de bebida alcohólica, los españoles consumen mayoritariamente cerveza (54%); un 18% consume vino y un 28%, alcohol destilado.
Un apartado del informe de la OMS, denominado “ebriedad”, se refiere a la prevalencia de episodios de alto consumo, consistente en una ingesta de 60 gramos o más de alcohol puro, al menos en una ocasión en los últimos 30 días.
Según este epígrafe, el 25,6% de la población española mayor de 15 años tuvo un episodio de ebriedad.
ESTUDES: Consumo temprano de riesgo
Durante 2016/17 se ha realizado la XII edición de la encuesta ESTUDES (Encuestas Estatales sobre Uso de Drogas en enseñanzas secundarias en España), que se inscribe en la serie de sondeos que se realizan en España de forma bienal desde 1994 por el Plan Nacional sobre Drogas. Su objetivo es conocer la situación y las tendencias del consumo de drogas y otras adicciones entre los estudiantes de 14 a 18 años que cursan Enseñanzas Secundarias.
Consumo de alcohol por adolescentes
Continúa la tendencia a la baja del consumo de alcohol que se inició en 2012, si bien la prevalencia es aún muy elevada. ESTUDES 2016-2017 muestra que el 76,9% de los estudiantes de entre 14 y 18 años ha probado alguna vez en la vida el alcohol (78,9% en 2014). El 75,6% ha consumido en el último año (76,8% en 2014) y el 67% lo ha hecho en el último mes (68,2% en 2014).
Los datos por edades permiten observar, en todos los indicadores, que esta disminución proviene del segmento más joven, el de 14 años. Junto con este descenso en la proporción de bebedores de alcohol, en esta edición de ESTUDES también destaca que -por primera vez desde el inicio de la serie en 1994- aumenta la edad media de inicio en el consumo de alcohol hasta los 14 años. En 1994 la edad media de inicio era de 13 años y medio.
También se constata mayor porcentaje de borracheras en las chicas que en los chicos. Esta diferencia es especialmente relevante a los 14 años, edad en la que el indicador resulta casi 3 puntos superior entre ellas. Así, entre estudiantes de 14 años, el 9,2% de las chicas admite haberse emborrachado en los últimos 30 días; mientras que la cifra entre los chicos de su misma edad es del 6,5%. El grupo de edad entre 14 y 17 años, a los que la ley prohíbe venderles o facilitarles alcohol, afirma que lo consiguen ellos mismos en el 34,9% de los casos.
Consumo de otras drogas por adolescentes
También por primera vez, la edad media de inicio al consumo de tabaco sube hasta los 14 años (14,1 años en concreto); lo que supone un aumento progresivo de un año en el primer contacto con esta sustancia, que en 2006 se situaba en los 13,1 años.
Esta tendencia positiva es menor en el caso de los hipnosedantes (con o sin receta), cuya edad de inicio en el consumo ha caído ligeramente hasta los 13,7 años; por lo que se continúa así el descenso iniciado en 2012.
El consumo de cannabis comienza a los 14,8 años de media; el de cocaína y anfetaminas a los 15,1 años y el de éxtasis a los 15,2 (todo ello referido a aquellos adolescentes que comienzan a consumir en las edades comprendidas por la encuesta).
Por otra parte, aumenta el uso compulsivo de internet hasta el 21%, un 4,6% más que en la anterior edición de ESTUDES. En contrapartida, desciende del 9,8% al 6,4% el porcentaje de estudiantes que juega dinero en internet.
Más consumo de drogas legales
De manera global, los datos de ESTUDES 2016-2017 confirman que las drogas consumidas por un mayor porcentaje de estudiantes, en los últimos doce meses, aún son las de lícito comercio entre mayores de edad.
En primer lugar, el alcohol (75,6%) y en segundo lugar el tabaco (34,7%). El consumo de cannabis se sitúa en tercer lugar -primera droga ilegal- con una prevalencia (proporción de población que lo consume) del 26,3%, seguido de los hipnosedantes (con y sin receta), que alcanzan el 11,6%.
El resto de drogas, tienen unas prevalencias más reducidas. Las nuevas sustancias psicoactivas alcanzan el 3,1%; el consumo de cocaína se queda en un 2,5%; el éxtasis en un 1,6%; las anfetaminas en un 1,2% y el resto de las sustancias estudiadas (más de 20) se sitúan en el 1% o por debajo.
El consumo de todas las drogas ilegales está más extendido entre los hombres que entre las mujeres; si bien con las drogas legales -alcohol, tabaco o hipnosedantes- sucede lo contrario.
Baja percepción de riesgo de consumo
En cuanto a la percepción del riesgo, el alcohol es la sustancia que se percibe como menos peligrosa, con una notable diferencia frente a todas las demás. Tan solo el 56,1% atribuye muchos o bastantes problemas al consumo de 5 o 6 unidades de bebidas alcohólicas (cañas/copas) en el fin de semana. Persiste la consideración del tabaco como más peligroso que el cannabis, iniciada en 2010.
Cuando se pregunta si el consumo de una sustancia una vez por semana o más frecuentemente puede producir muchos o bastantes problemas, se observa que disminuye la percepción de riesgo de los hipnosedantes respecto a la anterior edición de ESTUDES. Esta clase de riesgo es más percibido por mujeres que por hombres para todas las sustancias. En cuanto a la disponibilidad percibida, se confirma la tendencia descendente iniciada en 2010 para todas las drogas, excepto alcohol y cocaína.
En el caso del alcohol y del tabaco, 9 de cada 10 estudiantes no aprecia ninguna dificultad para conseguirlos. La droga ilegal que se percibe como más disponible es el cannabis: el 65,9% opina que es fácil o muy fácil adquirirlo.
Consumo recreativo
Si se analiza el consumo de drogas en los jóvenes europeos entre 15 y 18 años en relación con el ocio, se aprecia que el consumo, tanto de sustancias de lícito comercio como ilegales, se incrementa al aumentar la frecuencia de salidas nocturnas y al retrasar el horario de regreso a casa. La prevalencia de consumo de alguna droga de lícito comercio (alcohol, tabaco o hipnosedantes) supera el 90% para los estudiantes que llegan a casa de las 2 de la mañana en adelante.
Aunque desciende igualmente el consumo en atracón y las borracheras, el 31,7% de los escolares ha consumido alcohol en forma de atracón (binge drinking) en los últimos 30 días (32,2% en 2014). Este patrón de consumo aumenta con la edad y lo practica un porcentaje superior de chicas que de chicos a los 14 y 15 años.
Según ESTUDES aproximadamente la mitad (47,3%) de los estudiantes que bebieron alcohol en el último mes realizaron binge drinking en ese periodo. Se consolida el descenso de las borracheras iniciado en 2010. El 21,8% de los estudiantes de secundaria se ha emborrachado en el último mes (22,2% en 2014; 35,6% en 2010).
Motivación relacional
Entre las motivaciones que expresan los jóvenes en relación al consumo de bebidas alcohólicas (que contrastan con aquellas que tienen los que no las consumen) son en su mayor parte de índole relacional o para buscar el riesgo. Así, la búsqueda de los efectos psicoactivos del alcohol; la percepción de que el consumo facilita las relaciones con los demás; es un canal de evasión; resulta atractivo en celebraciones y fiestas; ayuda a integrarse en el grupo de iguales, así como para demostrar que se es adulto.
En la actualidad se ha extendido el llamado consumo recreativo del alcohol; una tendencia por la que se tiende a normalizar el consumo de esta sustancia como articulador del tiempo libre (fin de semana) y que adquiere un carácter social entre los jóvenes.
En España se dan altas tasas de consumo de alcohol entre los jóvenes y adolescentes. ESTUDES muestra que la edad de inicio en el consumo es tan temprana como los 14 años. Los especialistas advierten de los riesgos para su salud física, mental y social. Las dimensiones preocupantes que ya adquiere lo convierte en un claro predictor de una posible dependencia al alcohol en la edad adulta.
Desde 2012, desciende el porcentaje de estudiantes que apoya la legalización de las drogas. Aun así, el 55,1% (59,9 en 2014) está a favor de legalizar el cannabis y el 38% (40,6 en 2014), de legalizar todas las drogas.
Efectos: policonsumo y riesgo de embarazo
El estudio también advierte que se establece una estrecha asociación entre los consumos de alcohol, tabaco y cannabis. En virtud de ello, se produce una alta probabilidad de extender el uso de cualquiera de estas sustancias al consumo de las restantes. Es lo que se denomina en términos técnicos policonsumo.
Otro de los importantes efectos del consumo de alcohol entre los jóvenes tiene que ver con la cuestión de género. Hasta ahora, las chicas han consumido alcohol en menor frecuencia y en menor cantidad que los chicos en la mayoría de países europeos. Pero esta tendencia se está atenuando e, incluso, invirtiendo. Un problema de primer orden puesto que las adolescentes y las jóvenes de hoy serán las madres del mañana.
La abstinencia del alcohol en el embarazo
No existe a nivel científico una evidencia sobre el nivel de consumo de alcohol que pueda ser considerado como seguro para las gestantes. Por ello, los expertos aconsejan como mejor medida preventiva no ingerir en absoluto bebidas alcohólicas durante el embarazo. Lo que es más, la abstinencia es aconsejable desde el momento en que se planifica dicho embarazo. De esta forma, la mujer se protegerá en las primeras semanas, durante las cuáles puede no saber que está embarazada.
Sí se conocen, desde finales del siglo XX, los efectos adversos del consumo materno de alcohol durante la gestación y la afectación de su descendencia. La exposición prenatal al alcohol es una causa de defectos congénitos que puede prevenirse, incluidos retraso mental y deficiencias del desarrollo neurológico.
Por otra parte, los niños nacidos de madres que consumen alcohol en exceso durante el embarazo parecen hallarse expuestos a un riesgo incrementado de trastornos:
- déficit de la atención e hiperactividad
- afectación de habilidades motoras y torpeza
- retrasos sutiles en el rendimiento motor
- trastornos del lenguaje.
Estos hallazgos constatados, han sido denominados «efectos del alcohol sobre el feto (EAF)«.
De hecho, se ha extendido recientemente la preocupación de que dosis pequeñas durante toda la gestación impliquen un riesgo de que se produzca una disminución del cociente intelectual. Otros efectos del alcohol en el embarazo apuntan a su relación con problemas de coordinación, hiperactividad, problemas de aprendizaje y de adaptación etc.
Está demostrado que ninguna dosis de consumo es beneficiosa ni segura; por lo que la abstinencia es la única medida a tomar para prevenir problemas con el consumo de drogas.
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