Un adicto que decide recuperarse ha de poder contar con el tratamiento adecuado cuando ellos se muestran dispuestos a tratarse. Cambiar hábitos, comportamientos y actitudes es el principal marco de actuación para una terapia que se prolongará en el tiempo. Como una enfermedad crónica más, la adicción a las drogas debe ser tratada lo antes posible para multiplicar la potencial consecución de resultados positivos
DE LA ABSTINENCIA AL TRATAMIENTO: Un adicto puede recuperarse
Partimos del hecho de que la adicción es una enfermedad. Y de el hecho de que los adictos no pueden, por sí solos, interrumpir el hábito de consumo de sustancias por una temporada imprecisa y de ese modo superar la enfermedad. En realidad, se ha de tener claro desde el primer momento que los enfermos de adicción han de requerir de un tratamiento a largo plazo, entre dos y cinco años, para mediante la abstinencia sostenida conseguir una recuperación plena. Es necesario también desmontar una falsa creencia: la de que una abstinencia prolongada sin más factores en juego, llegue a proporcionar la recuperación. Se trata, por el contrario, de un tratamiento complejo que incluye, entre otros: terapias diarias de grupo e individuales periódicas; cambios de hábitos, con un régimen de rutinas estricto desde el principio, y que luego se va personalizando por el paciente; deporte y vida sana, etc.
Sí es fundamental que el tratamiento esté al alcance del paciente en todo momento. Puesto que hay personas con problemas de adicción cuya decisión de comenzar el tratamiento depende de la fiabilidad que le conceda a éste; y pueden demorarse más o menos en tomar la decisión final de comenzarlo.
TRATAMIENTO INTEGRAL de un adicto para recuperarse: LA PATOLOGÍA DUAL
Para ser eficaz, el tratamiento que el adicto siga para recuperarse debe ser integrador. Abordando todas las necesidades vitales de la persona, no detenerse en el problema principal de la adicción a las drogas. Es decir, tratar de manera conjunta facetas como afecciones médicas, psicológicas, entorno social y vocacional, asuntos legales y familiares, en un lugar preeminente estos últimos. Y, por supuesto, el tratamiento debe estar abierto a todos, que sea apropiado para cualquier segmento de edad adulta, sexo, grupo étnico y cultura.
Es muy habitual que los adictos que deciden recuperarse puedan padecer otros trastornos mentales. Estos pacientes han de ser evaluados por especialistas en psiquiatría para tratar los trastornos ya diagnosticados y; al mismo tiempo, discriminar si puedan tener otros trastornos asociados. Cuando se produce la coexistencia simultánea de los dos tipos de trastornos, adicción y algún trastorno de la personalidad, como trastorno bipolar, esquizofrenia, u otros, estamos ante la patología dual. Ésta debe tratarse conjuntamente, con el recurso a medicación y analítica en los casos requeridos.
Con el abuso de alcohol y otras sustancias se producen alteraciones cerebrales que se mantienen aún después de que el sujeto lleve un tiempo amplio sin consumir drogas. Esta vulnerabilidad cerebral está en la raíz del riesgo de las recaídas. Al igual que sucede con cualquier otra enfermedad crónica, la adicción a las drogas requiere de un tratamiento día a día. Es decir, los enfermos de adicción precisan de un plan continuado por el que aprenden a evitar y prevenir las recaídas.
Necesitan un tratamiento y apoyo continuos que les proporcionen las herramientas para recuperarse en el largo plazo. Una combinación de tratamiento terapéutico y farmacológico, si estamos ante una patología dual, el cambio de hábitos, comportamientos y actitudes, y una terapia regular cognitivo conductual.
CUMPLIR LAS PAUTAS Y RUTINAS
Cumplir el plan de tratamiento resulta fundamental. Esta enfermedad conlleva un fuerte componente de auto engaño, y se tiende a creer que uno se ha recuperado tras llevar unos meses de abstinencia. Pero las posibilidades de mantenerse sobrio son verdaderamente realistas cuando se sigue todo el proceso de tratamiento. Siguiendo en todo momento las indicaciones de los terapeutas y del grupo de terapia.
PROCESO A LARGO PLAZO
La eficacia del tratamiento está en relación directa con el tiempo durante el cual el paciente lo continúe. La duración puede ser variable dependiendo de cada paciente. Bien es cierto que influyen el tipo de problemas de dependencia y su gravedad.
Lo cierto es que el proceso de un adicto para recuperarse conlleva un tratamiento a largo plazo. La perspectiva de la recaída no se contempla, aunque puede producirse. Por tanto. lo que es importante es plantearse un periodo de tiempo largo sin altibajos que comprometan el programa.
TERAPIAS DE GRUPO E INDIVIDUAL
Son muchos los programas de tratamiento que emplean terapias tanto individuales como de grupo. La terapia de grupo es adecuada para reforzar el vínculo social, trabajar los síntomas de la adicción, propiciar la abstinencia y favorecer un estilo de vida sano, sin drogas. El abordaje de contingencias relacionadas con el craving o deseo intenso de consumo, son favorecidas por la terapia cognitiva conductual. La cual, no obstante, aún no se ha implantado de manera amplia entre adolescentes.
Las terapias de la conducta contribuyen a implicar al adicto a participar en el tratamiento para recuperarse de las drogas; aportan estrategias para afrontar el deseo de consumirlas; enseñan maneras de evitar el recuerdo del consumo problemático y reconducen a los pacientes que puedan sufrir una recaída. Las terapias se plantean como un todo, que ayudan en diversos aspectos de la vida del paciente. Mejoran las destrezas de comunicación, las relaciones interpersonales y la crianza de hijos, y promueven una nueva y saneada dinámica familiar.
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