En qué consisten los programas preventivos de consumo de drogas
Como hemos mencionado anteriormente, la única medida totalmente preventiva de no desarrollar adicción es ser abstemio, es decir, no probar ninguna sustancia psicoactiva. Ya que el adicto que cuenta con una disfunción neuronal, en el momento que entra una droga o sustancia psicoactiva en su organismo, “despierta” o activa la enfermedad de la adicción. Independientemente del tiempo que la enfermedad tarde en desarrollarse, es progresiva y sus consecuencias siempre acaban siendo devastadoras.
La idea principal de los programas de prevención es revertir o reducir los factores de riesgo y aumentar los factores de protección en relación al consumo. El riesgo de abusar de las drogas implica una relación entre el número y el tipo de los factores de riesgo y los factores de protección. Como ejemplo de los primeros podemos citar actitudes y comportamientos desviados, y como factores de protección podría ser el apoyo de los padres, por ejemplo.
Sin bien es cierto que los factores de riesgo y de protección varían con la edad; estos factores pueden tener efectos distintos en las personas según su edad, sexo, cultura, y ambiente de crianza.
Hay tres tipos de programas de prevención:
- Universales: enfocados en los factores de riesgo y de protección que son comunes a la mayoría de niños en un ambiente determinado; como la escuela o la comunidad.
- Selectivos: Pensados para niños y adolescentes que por ciertos factores tienen mayor riesgo de consumo de drogas.
- Indicados: diseñados para jóvenes que ya han entrado en contacto con las drogas.
Informar y educar: las claves de cómo se previene el consumo de drogas en jóvenes
Un elemento de especial importancia en la prevención de conductas adictivas o del propio consumo de drogas, es el fortalecimiento de los vínculos familiares y la clarificación de una postura familiar en relación a este tema. En el ámbito familiar se pueden adoptar medidas que mejoren el clima en la familia; y estas medidas se pueden extrapolar a otros ámbitos como el escolar o el sanitario. Son precisamente las medidas perdurables en el tiempo las que facilitarán la formación de los adolescentes para saber cómo se previene el consumo de drogas.
Fomentar el ocio sin la utilización de drogas o sustancias psicoactivas es un buen punto de partida. Normalmente en las celebraciones o fiestas se sirve de forma natural alcohol, sustancia psicoactiva que resulta ser una droga tan adictiva como cualquier otra ilegal.
Políticas de prevención
El fracaso de las campañas habituales de prevención en el ámbito de las drogas (como “drogas no” o “un mundo sin drogas para el próximo año); debería hacer reflexionar sobre dilapidar recursos públicos en el planteamiento de objetivos irrealizables y programas preventivos mal formulados. Es obvio que este tipo de mensajes o eslóganes no se deben realizar si de verdad pretendemos desarrollar programas preventivos específicos. Estos deben ser realistas.
Con lo cual los programas encuadrados en las políticas de prevención se definen como estrategias en el ámbito social, terapéutico y sanitario; encaminadas a minimizar los efectos negativos relacionados con el consumo de drogas.
Los objetivos generales de las mismas son:
- Fomentar el desarrollo de una política sanitaria y social con una red de asistencia para adictos, adaptada a sus necesidades. Y por tanto facilitar su acceso al sistema sociosanitario.
- Crear recursos de ayuda a drogodependientes que no están en condiciones de iniciar un tratamiento de recuperación de adicciones.
- Ayudar a la comprensión y aceptación de que la adicción es una enfermedad mental que para superarse requiere de tratamiento especializado.
La adolescencia es la mejor etapa para prevenir el consumo
Durante las etapas de transición (divorcio, pérdida del trabajo, pérdida de seres queridos, etc) aumenta el riesgo de consumir drogas. Para un adolescente las épocas de riesgo incluyen las mudanzas, el divorcio de los padres, la pérdida de amistades o el cambio de escuela, por ejemplo. Los cambios implican hacer frente a situaciones nuevas; ya sean familiares, sociales o académicas; y esta dificultad puede llevar al adolescente a querer experimentar nuevas sensaciones que encuentran en el consumo de sustancias psicoactivas.
Hasta pasados los 20-25 años no terminan de desarrollarse las zonas del cerebro encargadas de la toma de decisiones y del juicio. Esto limita al adolescente a la hora de evaluar los riesgos de probar sustancias psicoactivas y de mantenerse alejado del consumo. Al estar el cerebro todavía en desarrollo, aumenta la probabilidad de que el consumo de drogas perturbe las funciones cerebrales relacionadas con:
- la motivación,
- la memoria,
- el aprendizaje,
- el juicio
- y el control del comportamiento.
La respueta a cómo se previene el consumo de drogas en definitiva es que, lo ideal es incluir en la educación el conocimiento del consumo de sustancias y por ende de las consecuencias de la enfermedad de la adicción. Para crecer siendo consciente de los perjuicios de las sustancias psicoactivas y saber mantenerse al margen de las mismas.
Referencias bibliográficas
- NIDA (julio 2018). Las drogas, el cerebro y la conducta: la ciencia de la adicción. Recuperado de: https://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/las-drogas-el-cerebro-y-el-comportamiento-la-ciencia-de-la-adiccion/prevencion-del-abuso-de-drogas-la-mejor-estrategia
- Romaní, O. (2008). Políticas de drogas: prevención, participación y reducción del daño. Recuperado de: https://www.scielosp.org/pdf/scol/2008.v4n3/301-318/es
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