El pasado 10 de octubre se celebró el Día Mundial de la Salud Mental. Un día en que se visibiliza a todas las personas que padecen algún tipo de problema de salud mental. Entre ellas están las personas que sufren trastornos mentales por consumo de drogas. En este artículo abordamos la adicción como un problema de salud pública que amerita una mirada social comprensiva y comprometida.
EL TRASTORNO POR CONSUMO DE DROGAS Y OTRAS ENFERMEDADES MENTALES INCOMPRENDIDAS
El 10 de octubre volvimos a asistir a la conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental. Una fecha que nos recuerda que nuestro estado de salud psicológica y emocional es la base de nuestro bienestar y nuestra calidad de vida.
Sin embargo, la mera verdad es que las enfermedades mentales presentan una prevalencia considerable en nuestras sociedades. Y, entre ellas, los trastornos mentales por consumo de drogas —y especialmente el trastorno mental por consumo de alcohol— son de lo más relevantes; llegando a ser una de las primeras causas de discapacidad en personas adultas.
No obstante, al igual que sucede con las grandes afecciones mentales —la depresión mayor, esquizofrenia, trastorno por ansiedad, trastorno afectivo bipolar o la demencia—; la enfermedad de la adicción, y todos los trastornos mentales que desencadena o acelera, tiende a ser invisibilizada e incomprendida por la sociedad.
Aún seguimos asistiendo a un gran desconocimiento general de las enfermedades mentales, así como a un cierto reproche social hacia el individuo enfermo. Esta actitud, cuando hablamos de la enfermedad de la adicción o los trastornos mentales por consumo de drogas, lo percibimos claramente.
En este sentido, los centros de recuperación sabemos que hemos de realizar una labor educativa y divulgativa para concienciar a la sociedad de lo que significa realmente la adicción. Esto es, que estamos ante una situación que va mucho más allá del abuso de drogas decidido por voluntad propia: es una enfermedad psíquica que necesita tratamiento médico y terapéutico especializado y personalizado.
Cuanto mejor se entienda esta premisa, más estaremos en disposición de ayudar a las personas enfermas. Ya sea de trastorno mental por consumo de sustancias, ya sea por cualquier otra enfermedad mental. Y desde el conjunto de la ciudadanía y las políticas sociales y sanitarias se puede propiciar un gran apoyo a estos colectivos y prevenir su incremento.
LA SALUD MENTAL Y SU RELACIÓN CON EL CONSUMO DE SUSTANCIAS
Es claro que las personas que padecen una adicción presentan una salud mental frágil o deficitaria y, por tanto, precisan ayuda profesional para mejorar su estado mental. ¿Pero qué encierra realmente el concepto de salud mental? Para responder a esta pregunta recurrimos a la información que nos proporciona la Organización Mundial de la Salud (OMS) al respecto.
Así, la salud mental según la OMS no es simplemente la ausencia de trastornos o discapacidades mentales. «Es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida. De trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad.»
En efecto, la salud mental implica la capacidad de manifestar nuestros sentimientos, regular las emociones, interactuar positivamente con los demás; ganarnos el sustento con nuestro trabajo, potenciando todas nuestras aptitudes; contribuir con nuestro aporte a la vida social y, en suma, disfrutar de una vida plena y enriquecedora.
Sin embargo, quien padece un serio problema de adicción o trastornos mentales por consumo de drogas ve todas estas actitudes alteradas. Su atención y su acción están focalizadas en consumir la sustancia, a pesar de todos los problemas personales y sociales que ello le puede acarrear. Asimismo, sus funciones cerebrales se modifican por el consumo, así como se altera el sistema nervioso. De ahí que sea considerada a su vez como una enfermedad física.
Además, cabe señalar que la salud mental individual está determinada por múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales. Por ende, son numerosas las causas que pueden desencadenarla. Desde factores genéticos o desequilibrios bioquímicos cerebrales hasta cambios sociales indeseados; desde situaciones estresantes prolongadas hasta experiencias de marginación o exclusión social.
Es por ello que desde el conjunto de la sociedad puede realizarse muchas acciones a favor del bienestar mental de cada individuo.
RELACIÓN ENTRE EL TRASTORNO POR CONSUMO DE DROGAS Y LAS ENFERMEDADES MENTALES
Asimismo, existe una estrecha relación entre el consumo de sustancias psicoactivas y enfermedades mentales. De alguna manera, unas estimulan y retroalimentan a las otras.
Ciertamente, el abuso de alcohol u otras sustancias psicoactivas puede generar trastornos psiquiátricos o de comportamiento. Tanto en su consumo puntual, que puede dar como resultado un trastorno agudo —intoxicación, síndrome de abstinencia—; como en su uso prolongado en el tiempo, lo cual puede ocasionar casos de trastornos depresivos, experiencias alucinatorias o desconfianza patológica.
En efecto, los problemas de abusos de drogas pueden derivar en diversos trastornos mentales o acrecentar los ya existentes. Al tiempo que ciertas afecciones mentales, neurológicas o desregulaciones emocionales pueden incurrir en consumos de sustancias, buscando aliviar el malestar mental o psicoemocional. Este fenómeno se conoce como comorbilidad.
Por tanto, podríamos confirmar que la adicción y el trastorno mental interactúan y se condicionan entre ellos. Y es que detrás de muchas alteraciones mentales y del abuso de sustancias hay impulsividad y una deficiente regulación emocional. Lo que puede desencadenar una adicción asociada a un trastorno mental previo. Un ejemplo de ello sería un episodio psicótico surgido a raíz del consumo excesivo de cannabis.
Por otra parte, existen numerosos estudios que avalan la estrecha relación entre trastornos de la personalidad con el consumo de drogas. Lo mismo puede decirse de la desregulación o mala gestión emocional. Problemas de autoestima, baja tolerancia a la frustración o una deficiente gestión del estrés pueden empujar al sujeto al abuso de sustancias psicoactivas. Pues es un hecho constatado que muchas personas consumen con la intención de equilibrar sus desbalances emocionales o psicológicos.
ENFERMEDADES MENTALES: trastorno por consumo DE ALCOHOL
Finalmente, un caso especial lo merece el alcoholismo y las patologías mentales asociadas. Y es que, tras el trastorno de ansiedad y la depresión mayor, el trastorno por consumo de alcohol es el mayor problema de salud mental mundial.
En concreto en España, la dependencia al alcohol afecta al 10 % de la población. Un auténtico problema de salud pública que deja un gran número de enfermedades y casos de mortalidad evitables, así como un elevado gasto sociosanitario.
Este fenómeno social tiene su lógica, si consideramos que las bebidas alcohólicas son de venta legal; están relacionadas con el ocio social y son la puerta de entrada al consumo de otras sustancias psicoactivas. El consumo excesivo de alcohol, aunque sea en días puntuales del mes, como sucede con los atracones de fin de semana, puede llegar a derivar en un abuso. Y el abuso puede convertirse en una adicción y en un detonante de la aparición o el agravamiento de trastornos mentales.
Asimismo, cabe recordar que el alcohol es la droga que más enfermedades, trastornos relacionados o comorbilidad provoca. En cuanto a la salud mental, su interferencia perjudicial se traduce especialmente en enfermedades como: trastorno por consumo de alcohol o dependencia alcohólica; depresión, ansiedad, insomnio, demencia y delirios de celos, entre una larga lista de ellas.
También, por sus terribles efectos sobre el sistema nervioso, el abuso de alcohol produce muchas complicaciones neurológicas. Encefalopatía de Wernicke, psicosis de Korsakoff —una demencia o trastorno de la memoria— y la polineuropatía.
Sin embargo, la consideración del consumo problemático de alcohol como una enfermedad adictiva no llegó hasta hace pocos años. De hecho, la sociedad sigue siendo permisiva con su consumo moderado; no hay celebración donde el alcohol no esté presente y muchas personas desconocen cuántos daños a la salud puede generar.
CÓMO TRATAR LA ENFERMEDAD DE LA ADICCIÓN
Con todo, no conviene generalizar. Cada caso de comorbilidad debe evaluarse de forma individual, que es lo que hacemos en los centros de adicciones. A partir del diagnóstico, podremos aplicar la terapia multidisciplinar más adecuada a cada tratamiento de adicción.
Lo que nos interesa resaltar con este artículo es la necesidad de comprender a la adicción como lo que es: un trastorno mental o una enfermedad cerebral crónica y recidivante. Su existencia obliga al individuo a consumir sustancias no por placer, sino para evitar el síndrome de abstinencia tan desesperante que causa su interrupción. Entender este aspecto intrínseco de las adicciones, y que los factores sociales y psicológicos forman parte de la enfermedad, es fundamental.
Así, como enfermedad mental y física crónica y primaria, la adicción necesita ser tratada por profesionales de la salud mental y otros terapeutas para ser superada. No basta con tener iniciativa propia de abandonar el consumo problemático y acogernos a la voluntad personal. Se necesita recibir tratamiento de recuperación especializado y personalizado, que incluya atención médica, psicoterapéutica y social.
En este sentido, es importante concienciar a la ciudadanía e informar a los drogodependientes y a sus familias de la auténtica problemática que reviste una adicción. La necesidad de recurrir a un centro de desintoxicación lo antes posible; de aprender a gestionar esta enfermedad; la importancia de adquirir nuevos hábitos y rutinas saludables que sustituyan el hábito del consumo.
Y, sobre todo, abogar por la aplicación de políticas nacionales o intervenciones sociales intersectoriales que beneficien al mantenimiento de una salud mental sana. Entendiendo que dichos programas de promoción de la salud no solo deben centrarse en la atención de las personas con trastornos mentales por consumo de drogas. Sino también en la prevención de situaciones socioculturales o socioeconómicas que coadyuven al consumo de drogas.
REFERENCIAS CONSULTADAS
- Cruz-Ramírez, V., Gómez-Restrepo, C., & Rincón, C. J. (2018). Salud mental y consumo de sustancias psicoactivas en adolescentes colombianos. Recuperado de https://bit.ly/30xR1it
- Organización Mundial de la Salud (2018). Salud mental: fortalecer nuestra respuesta. Recuperado de https://bit.ly/2YVYt6G
- Rubio, G. y Santo-Domingo, J. (2004). Todo sobre las drogas. Información objetiva para decidir y prevenir. Ediciones Martínez Roca. Madrid.
- Vicente, B., Saldivia, S., & Pihán, R. (2016). Prevalencias y brechas hoy: salud mental mañana. Recuperado de https://bit.ly/2YTtmIu
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