El consumo de alcohol en adolescentes sigue siendo una preocupación de salud pública, ya que su porcentaje sigue siendo elevado. Y cuanto más temprano sea el uso de bebidas alcohólicas más probabilidades hay de que esos menores caigan en el alcoholismo de adultos. Es por ello que la intervención educativa enfocada en la prevención del alcoholismo en adolescentes se vislumbra como la herramienta clave.
El riesgo del alcoholismo en los adolescentes españoles
Encontrar el modo de lograr la prevención del alcoholismo en adolescentes, así como del uso de otras drogas, es una de las mayores metas de la educación para la salud. Y es que el consumo excesivo de alcohol entre menores de 18 años en nuestro país sigue arrojando cifras preocupantes.
Así lo refleja la última Encuesta sobre el uso de drogas en enseñanza secundaria en España (ESTUDES) del año 2021. De este estudio se desprende que el alcohol es la sustancia psicoactiva con mayor prevalencia de consumo entre los estudiantes de 14 a 18 años.
En efecto, el 73,9 % de ellos lo había probado alguna vez y el 41 % confirmó haber realizado botellón en el último año. Por otro lado, el 53,4 % lo habían consumido en el último mes —en que se realizó la encuesta—. Mientras que el 28 % había hecho un consumo excesivo de alcohol en forma de atracón (binge drinking) y había experimentado alguna borrachera.
Estas cifras ofrecen una visión panorámica del alcance que tiene el consumo de bebidas alcohólicas como sustancia psicoactiva recreativa en la población juvenil. Y aunque la ESTUDES se aplica a adolescentes de más de 14 años, en ocasiones el consumo de alcohol empieza alrededor de los 13 años. Por cierto, en esta franja etaria las chicas son las más proclives a su consumo. Es más: en 2021 se alcanzó la mayor diferencia de consumo entre ambos sexos, destacando el consumo femenino en todos los casos.
Así pues, aunque no todos los menores beben, los jóvenes que lo hacen suelen beber en cantidades cada vez más elevadas en cortos periodos de tiempo. Podría decirse que la cultura juvenil del alcohol forma parte del ocio nocturno de fin de semana.
El problema de esta conducta reside en los numerosos riesgos que entraña para su salud física y neuropsicológica. Además de ser un claro indicador de riesgo de alcoholismo en la edad adulta. Sin embargo, desde el ámbito escolar y de la educación no formal puede hacerse mucho por su prevención.
Consumo de alcohol en adolescentes: causas y consecuencias
Sabemos que el alcoholismo es una enfermedad grave que mata a cientos de personas cada día y que provoca más de 200 dolencias asociadas. Sin embargo, lo más alarmante es que muchas de las personas consumidoras son menores. Los cuales se adentran en este peligroso mundo sin ser conscientes de los graves daños que puede causarles.
Sin duda, el alcohol está presente con mucha frecuencia en la vida recreativa y las relaciones sociales de muchos de nuestros adolescentes. Con mayor presencia durante los fines de semana y festivos. Además, se constata una estrecha asociación entre los consumos de alcohol, tabaco y cannabis en muchos estudiantes que se inician en una de estas drogas. Porque suele ser habitual que el alcohol suelen servir de droga que abre paso a otras sustancias.
Entre los motivos de iniciación al uso y al posterior abuso de alcohol se encuentran la influencia o la presión de sus iguales. Pero también las supuestas sensaciones favorables que provoca. Entre ellas, mayor desinhibición social, más inconsciencia y momentos divertidos en compañía de sus amistades.
Mientras que los factores de riesgo pueden ser de cariz individual, psicológico o ambiental —principalmente por problemas familiares y de desadaptación social—. Entre dichos factores de riesgo, aunque la lista es amplia, pueden señalarse:
- Necesidad de aceptación del grupo de amigos
- Sensación de más autoestima y atrevimiento para ocultar sus carencias de habilidades sociales.
- Necesidad de imitar a los adultos para reafirmar su supuesta madurez
- Problemas emocionales o psicológicos que intentan taparse, que pueden ser debido a problemáticas disfuncionales familiares, escolares o sociales.
- Avidez por experimentar sensaciones nuevas, aunque impliquen riesgos para la salud o conductas imprudentes.
- Por influencia del entorno familiar donde hay presencia de casos de consumo abusivo de alcohol o alcoholismo.
- Baja percepción de la peligrosidad del alcohol por falta de conocimiento.
Efectos del alcohol en los adolescentes
Son numerosos los efectos adversos que tiene el consumo abusivo de alcohol para la salud física, mental y social del individuo. No en vano, el alcohol afecta negativamente a todo el organismo, aunque su principal impacto recae en el sistema nervioso central y el funcionamiento cerebral.
Sin embargo, en el caso de los adolescentes sus estragos son aún mayores si cabe. Ello se debe a que el proceso de maduración cerebral finaliza ya entrada la segunda década de la vida. Lo que significa que el organismo y sobre todo el cerebro adolescente son mucho más vulnerables a los problemas de salud que genera el alcohol.
Pero no solo la falta de desarrollo fisiológico juega en contra del consumo de alcohol en los jóvenes. También lo hace su falta de experiencia y madurez mental, así como su desequilibrio psicológico y emocional propios de esa edad. Pensemos que en la adolescencia no existe suficiente conciencia sobre la cantidad de alcohol que es tolerada por el organismo. Además de que a menudo se consume más de lo debido por la presión que ejerce el grupo.
Las bebidas etílicas pueden causar daños cerebrales. También ocasionan diversas alteraciones neuropsicológicas, de memoria y aprendizaje, lo que se refleja en su bajo rendimiento escolar o fracaso escolar.
Asimismo, entre los efectos del alcohol en este grupo sobresalen los accidentes, los traumatismos, los ingresos hospitalarios, prácticas de riesgos —sexuales y de tráfico—. Así como conflictos con el entorno, problemas psicosociales, trastornos mentales diversos, problemas hepáticos y óseos y de desarrollo endocrino.
No son pocos los casos de intoxicaciones etílicas agudas en menores, las cuales van de leves borracheras a un coma etílico. Pero el peor peligro es que la exposición temprana al alcohol es un claro predictor de una posible dependencia al alcohol en la edad adulta.
¿Cómo podemos apoyar la prevención del alcoholismo en adolescentes?
En la propia ESTUDES 2021 casi el 80 % de los estudiantes se quejan de no disponer de suficiente información sobre las drogas. Al tiempo que reconocen en su gran mayoría que les es relativamente fácil acceder a las drogas legales como el alcohol y el tabaco. Incluso un 61 % admite que tiene cierta accesibilidad a otras sustancias psicoactivas como el cannabis. Esta descompensación notoria entre accesibilidad a las sustancias y falta de información adecuada sobre los peligros no pasa desapercibida para los menores.
Ahora bien, para fomentar la prevención del alcoholismo en los adolescentes no debe caerse en actitudes autoritarias restrictivas o severas. Pues está demostrado que el control excesivo y las prohibiciones radicales consiguen el efecto contrario, ya que el adolescente tiende a sentirse atacado y desacreditado.
Entonces, la mejor herramienta para prevenir el alcoholismo en la adolescencia está en promover una sólida educación en valores y un estilo de vida saludable. Educación que se inicia en el hogar, pero se profundiza aún más en los centros educativos. Principalmente, a través de las materias de educación para la salud y otras asignaturas vinculadas a la educación social.
Y es que se trata de que los menores aprendan a desarrollar su propio criterio a partir del conocimiento impartido. Un conocimiento que les explique las consecuencias que tiene el consumo de alcohol para su salud y su bienestar. Así como los múltiples riesgos que conlleva el consumo excesivo de alcohol, tanto esporádico como frecuente, haciendo especial énfasis en la enfermedad del alcoholismo.
Ámbitos y temporalidad de la intervención educativa en prevención del consumo de alcohol
Cabe destacar que no se trata de darles a los adolescentes una charla informativa puntual o un breve taller de prevención del consumo de alcohol. Al contrario, la intervención educativa en materia de prevención del alcoholismo y otras sustancias psicoactivas debe ser transversal a toda la educación secundaria. Incluso ampliándose al bachillerato y la formación profesional.
Asimismo, puede trabajarse en conjunto con diversas asignaturas para que adquiera un perfil interdisciplinar y, por tanto, cale más su aprendizaje.
Otra opción de intervención educativa muy efectiva es establecer alianzas comunitarias con los centros de recuperación. De esta forma, algunos de los terapeutas de los centros de adicciones pueden ofrecer charlas preventivas muy enriquecedoras. Y es que las historias de vida de los demás siempre resultan muy aleccionadoras para los niños y adolescentes.
También sería óptimo que los centros de educación no formal para jóvenes —clubes, centros cívicos, bibliotecas, etc.— desarrollen programas de prevención y sensibilización.
De hecho, casi la totalidad del estudiantado de secundaria (96,3 %) aboga por la educación como medida para paliar la problemática de las drogas y la falta de información al respecto. Así lo señalan en la última encuesta ESTUDES. Por tanto, los propios adolescentes demandan más información y formación.
La prevención del alcoholismo en adolescentes: la mejor solución
El fenómeno del consumo de alcohol entre los adolescentes resulta una problemática de salud pública común a muchos países occidentales. Obviamente, el hecho de ser el alcohol una sustancia de venta legal y tan normalizada en la sociedad no es ayuda para evitar este fenómeno.
Asimismo, el gran problema que presenta el consumir alcohol es que sirve de puerta de entrada a otras sustancias tóxicas, muchas de ellas realmente adictivas. Con lo que el adolescente, a medida que vaya creciendo puede tender a caer en el policonsumo de sustancias y el desarrollo de una adicción. De ahí que debamos ser conscientes de que el uso de alcohol en menores pueden derivar en algunos casos en problemas de alcoholismo en edades adultas.
En este sentido, además del riesgo de sufrir daños cerebrales —dada la máxima vulnerabilidad del cerebro adolescente—; o de la predisposición a padecer una intoxicación etílica aguda con resultados lamentables; la peor consecuencia negativa del consumo de alcohol en los jóvenes es el desarrollo de una dependencia alcohólica o la adicción al alcohol. Una enfermedad a la que es proclive un 20 % de la población como mínimo, y que una vez detonada será crónica y recidivante.
Por eso la prevención del alcoholismo en adolescentes es tan importante: porque con ella se evita este problema de salud actuando desde la raíz. En efecto, una información rigurosa y visual de los problemas que acarrea el consumo abusivo de alcohol es el mejor método para evitar su inicio. Y más ahora, que existe más información e investigaciones científicas que nunca, puede realizarse una intervención educativa precisa.
Así, proporcionar desde el ámbito educativo una formación avalada en tantos datos disponibles, puede salvarles la vida —o cuanto menos, la calidad de vida— a más de un adolescente.
Referencias consultadas
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- Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (2021). Encuesta sobre uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES), 2021.Resumen ejecutivo. Recuperado de https://bit.ly/3DVmBIH
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