Adicción vs Dependencia: Introducción
Cuando hablamos del mundo de las drogas aparecen términos que se usan como sinónimos y se superponen entre sí. Es el caso adicción vs dependencia (o drogadicción vs drogodependencia). Sin embargo, cada una de estas palabras posee un significado, y por tanto un uso, concreto. Y no solo eso: más allá de su significado denotativo, la sociedad le impone una cierta acepción connotativa, es decir basada en juicios subjetivos y sociales. Para evitar errores conceptuales en materias de sustancias psicoactivas vamos a enunciar las diferencias existentes entre ambos términos.
El concepto de adicción posee una larga tradición de uso, tanto a nivel profesional como popular. En general, refiere a una enfermedad mental que responde a una acción compulsiva por consumir o poseer aquello que el sujeto desea.
En el caso de las drogas adictivas, éstas producen un efecto de recompensa en el sistema nervioso central cerebral. Tras un consumo prolongado, el organismo se adapta a la presencia de la sustancia, exigiendo al consumidor un incremento de la dosis. Lo que despierta la enfermedad de la adicción. Si el sujeto decide parar su consumo, pueden aparecer molestias físicas y psicológicas que solo será capaz de mitigar si vuelve a consumir.
Para representar la condición de enfermedad de la adicción, en los años sesenta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) abogó por el uso de la palabra dependencia como sustituta del término adicción. Por su peso en el campo sanitario; por su especialización en diversos grados dentro de la toxicomanía; y porque su significado carece de la connotación negativa, o cuando menos, suspicaz que sí posee el término adicción. No obstante, la línea que separa un concepto del otro sigue siendo muy fina y difusa en el uso corriente, como veremos a continuación.
¿QUÉ ES LA ADICCIÓN?
Adicción resulta un vocablo más común que dependencia en el habla social. En efecto, la adicción tiene que ver con un comportamiento o consumo compulsivo; con una acción impulsiva obsesiva que se realiza inconscientemente y con mucha frecuencia.
Pero no implica una relación con las drogas ni con el consumo de sustancias químicas per se. Por ello, la OMS sugiere que se sustituya por el término dependencia, cuando se trata de un abuso de drogas reiterativo y descontrolado. Es decir, cuando la adicción supone un problema de salud o resta calidad de vida a la persona.
Adicciones, hoy en día, hay muchas. De hecho, vivimos en una sociedad de consumo masivo que nos crea la necesidad de actuar y consumir de forma incontrolada. Siempre en pro de satisfacer necesidades ficticias, que a largo plazo se perciben nocivas. Este punto resulta importante, puesto que los factores sociales inciden mucho a la hora de desarrollar comportamientos adictivos.
¿QUÉ ES LA DEPENDENCIA?
La dependencia es considerada un estado piscofisiológico caracterizado por la necesidad del individuo de consumir drogas para eliminar cierto malestar. Muy similar es la acepción que aporta el Glosario de términos de Alcohol y drogas (1994) creado por la OMS. «La dependencia se define como un grupo de síntomas cognitivos, fisiológicos y del comportamiento que indican que una persona presenta un deterioro del control sobre el consumo de la sustancia psicoactiva».
Por tanto, la drogodependencia alude a los trastornos de consumo provocados por sustancias psicoactivas que perjudican la salud (mental y física). Estamos, pues, ante un término de categoría clínica que indica la presencia de una enfermedad. Esta dolencia puede deberse a una dependencia física y/o psicológica.
La dependencia psicológica sucede cuando aparece una urgencia por consumir o repetir un patrón de conducta; de tal modo que la atención plena del individuo se centra en conseguir la dosis de droga que necesita.
La dependencia física tiene relación con las propiedades adictivas que contienen muchas sustancias psicoactivas y como ésta alteran el funcionamiento natural del organismo. Como ocurre con el síndrome de abstinencia.
Ambas dependencias se influyen, pues el drogodependiente siente una urgencia imperiosa por consumir droga para calmar el sufrimiento provocado por los síntomas de abstinencia.Así pues, la voluntad del sujeto, a la hora de accionar una conducta compulsiva, define el talante de la misma. La adicción puede tener relación con la voluntad de la persona; en cambio, la dependencia siempre es involuntaria. Así, el abuso del consumo de drogas o alcohol puede ser una adicción; mientras que cuando su uso obedece a factores biológicos o psicológicos, se trata de una dependencia.
LA CONNOTACIÓN SOCIAL DE LOS TÉRMINOS: ADICCIÓN vs DEPENDENCIA
El término de adicto o drogadicto, más allá de aludir al concepto de un individuo consumidor de drogas o alcohol, posee cierta connotación social negativa. De alguien desviado de las normas sociales. Ser considerada una persona adicta es un estigma social, ya que define erróneamente a la persona como viciosa. Y ello marca su vida dentro de la sociedad, toda vez que se ve marginado por los no consumidores. Es la llamada exclusión social de los drogodependientes, pues no siempre son percibidos como enfermos; sino como personas irresponsables y de conductas peligrosas.
La propia OMS se hace eco de este sentimiento social; «El término adicción conlleva también el sentido de que el consumo de la sustancia tiene un efecto perjudicial para la sociedad y para la persona». Y este estereotipo negativo aplicado a la adicción es mayor cuando se trata de consumo de drogas ilegales; pues estas sustancias se asocian con problemas legales; así como con un estilo de vida reprochable (moralmente) y sancionable (penalmente). No obstante, la sociedad le da la oportunidad de reinsertarse si el adicto a las drogas decide acudir a un centro de desintoxicación y seguir un programa de tratamiento.
En cambio, el término dependencia contiene una connotación popular más favorable. De alguna manera, apela a la empatía ajena ante un fenómeno que implica un problema de salud en la persona consumidora.
Por tanto, si bien es cierto que ambos vocablos comparten significados y pueden utilizarse como sinónimos en muchos contextos, la cuestión reside en el significado subjetivo y social (connotativo) que se le atribuye a cada uno. Así, el uso de la expresión drogodependencia, al ser un tecnicismo clínico, elimina los posibles estigmas de la palabra adicción. Además de concienciar a la sociedad de que muchas conductas compulsivas son un problema de salud mental.
CONCLUSIÓN
El abuso de sustancias psicoactivas supone un importante riesgo de desarrollo de adicción. Todo dependerá de si se tiene una disfunción neuronal, y de factores genéticos e individuales que tenga el sujeto. Inicialmente, un consumo de alcohol o sustancias psicotrópicas abusivo puede llevar a desarrollar adicción. Sin embargo, cuando la adicción está motivada por necesidades fisiológicas y psicológicas propias del síndrome de abstinencia, se convierte en una dependencia. Y una dependencia es una enfermedad en toda regla, con unas consecuencias negativas específicas.
Ciertamente, vivimos en una sociedad que promueve las adicciones como medio evasivo para muchos y negocio lucrativo para unos pocos. En este sentido, la presencia de adictos o dependientes es un claro signo de una sociedad enferma e insegura; que busca llenar los vacíos internos con elementos externos. El resultado de este patrón de comportamiento, cuando se consumen sustancias adictivas, suele ser la caída en la drogodependencia. Esa fase donde ya no somos nosotros quienes consumimos las drogas; sino que son las drogas las que nos consumen (la vida) a nosotros.
En suma, la realidad que viven muchos consumidores crónicos puede definirse como adicción o como dependencia. Ya que estamos ante conceptos muy afines. Pero, de alguna forma, hablar de (drogo)dependencia es hablar de una enfermedad mental, y no de un mero impulso o un hábito incontrolado. Y ahí, precisamente, reside el poder de las palabras: que ellas tienen un impacto a la hora de definir una realidad. El término adicción y la palabra dependencia tienen la misión de despertar conciencia social sobre esta problemática sanitaria que provocan las drogas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- García Badaracco, J. (1998). Sociedad, consumo y adicciones. Recuperado de https://www.lanacion.com.ar/opinion/sociedad-consumo-y-adicciones-nid112647
- Maldonado, A. M., & Cruz, P. D. B. (2014). El “yo” deteriorado: estigma y adicción en la sociedad del consumo. Espacios Públicos, 17 (39), pp. 137-157. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/676/67630574008.pdf
- OMS (1994). Glosario de términos de alcohol y drogas. Recuperado de https://www.who.int/substance_abuse/terminology/lexicon_alcohol_drugs_spanish.pdf
- Rubio, G. y Santo-Domingo, J. (2004). Todo sobre las drogas. Información objetiva para decidir y prevenir. Ediciones Martínez Roca. Madrid.
Redactora de comunicación en el Instituto Castelao.
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