
La adicción a la cocaína es una enfermedad mental crónica que genera profundos cambios funcionales en el cerebro y que sobreexcita al sistema nervioso central. Así son muchas las alteraciones neuropsicológicas que la cocaína produce y que se reflejan en el singular comportamiento cocainómano que muestran los adictos. A continuación ahondaremos más en cómo son estos comportamientos y cuál es el motivo principal que detona estas conductas disfuncionales.
La cocaína sigue siendo una amenaza para la salud pública
El último Informe Europeo sobre drogas, de 2022, insiste en la importancia que sigue teniendo el consumo de cocaína en nuestro país. De hecho, esta sustancia psicoactiva desempeña actualmente un papel preponderante en los problemas de salud relacionados con las drogas en Europa. Pues su gran poder adictivo perjudica notablemente la salud física, neuropsicológica y social del consumidor de cocaína. Lo que se refleja en su actitud y estilo de vida, que mostrará un comportamiento cocainómano particular.
En este sentido, cabe recordar que la cocaína es una droga estimulante del sistema nervioso central con una elevada tendencia adictiva. Esta característica es la que la convierte en una de las drogas ilegales más consumidas en nuestra sociedad, junto con el alcohol y el cannabis. Como lo demuestran los residuos de cocaína que se encuentran en las aguas residuales municipales en la mayoría de las ciudades españolas —y europeas—analizadas.
Un aspecto que también puede corroborarse en el número de personas adictas a la cocaína que piden ayuda profesional e inician un tratamiento de adicciones. Y, si bien, el perfil de las personas cocainómanas sigue siendo el de individuos jóvenes, los adultos de más de 40 años cada vez son más numerosos. De hecho, la edad media de los pacientes que inician un tratamiento por primera vez se sitúa en los 32 años.
Atrás quedan, pues, los tiempos en que se la consideraba una droga propia de los sectores sociales más adinerados. O una sustancia que solo se consume los fines de semana como parte del ocio nocturno. En efecto, en las últimas décadas su uso y abuso se ha popularizado, extendiéndose a todos los estratos sociales y diversos ámbitos de la vida. La causa de esta ampliación de su consumo se debe a su abaratamiento y una relativa facilidad para conseguirla.
Esbozando un perfil del cocainómano
Con todo, no existe un modelo único de adictos a la cocaína. No obstante, sí es posible contar con variantes comunes que nos permitan esbozar un patrón de conducta afín, motivado por la adicción a la cocaína.
Precisamente, el ingreso de estos individuos a centros de recuperación nos permite esbozar un perfil del cocainómano general. De sus estadísticas se desprende que el sujeto que consume cocaína suele ser hombres de entre 30 y 40 años; con un nivel de estudios secundarios o sin terminar y activo a nivel laboral; y que llevan entre 15 y 20 años consumiendo cocaína. Y más de la mitad de estos pacientes presentan un historial de policonsumo de 2 o más sustancias. Lo cual recrudece los efectos de la cocaína sobre su salud y estilo de vida.
Lo que está claro es que los primeros contactos con la cocaína comienzan alrededor de los 18 – 23 años. La población masculina es, con diferencia, quien más la utiliza, ya que casi el 85% de sus consumidores son hombres. Entre los diversos formatos de empleo de esta droga, prevalece la preferencia por su consumo en polvo y el crack.
Sin embargo, como hemos señalado, uno de los grandes problemas que reviste su uso en la actualidad reside en su combinación con otras drogas. En este sentido, el consumo sucesivo de cocaína y alcohol supone una práctica cada vez más usual entre las personas adictas al llamado polvo blanco. Pero también es posible encontrar un consumo paralelo a otras sustancias psicoactivas, tanto legales —psicofármacos— como ilegales. La razón radica en que la mezcla de dos o más drogas permite potenciar o atenuar los efectos de cada una.
En efecto, está confirmado que las personas que revisten patrones de politoxicomanías poseen una salud mucho más deteriorada. Porque el empleo de cocaína y otras drogas, como el alcohol o la nicotina, aumenta el efecto perjudicial de cada una de ellas. Además de generar mayor compulsión o problemas de adicción a la cocaína.
Características comunes del comportamiento cocainómano
No toda persona que consume se convierte en un adicto a la cocaína; pero quienes sí terminan padeciendo esta enfermedad mantienen un patrón de consumo abusivo. Por ejemplo, según los datos extraídos del mencionado Informe de Europeo sobre Drogas 2022, aunque sean datos continentales, se confirma que el 25 % de los consumidores lo hacen a diario. Mientras que un 37 % admite tomar cocaína de 2 a 6 días a la semana. De media, los consumidores habituales de esta droga estimulante la consumen 4 días a la semana.
Tal cantidad de consumo de cocaína tiene un efecto dramático en la salud y el comportamiento de la persona. Además de demostrar que se ha instalado en ella un patrón de adicción a la cocaína.
Las personas adictas a la cocaína muestran un modo de actuar y de reaccionar bastante parecido; lo que permite, aun a riesgo de caer en una generalización, extraer un patrón de comportamiento cocainómano común. Desde los cambios extremos de humor, hasta sus relaciones conflictivas con el entorno. Además de la imagen física demacrada, acciones extrañas y una tendencia a cuadros paranoicos.
A nivel físico, suele describirse al cocainómano como un sujeto visiblemente nervioso o alterado, en ocasiones huraño, con un aspecto desmejorado por sus trastornos alimenticios y sus insomnios. La imagen desfigurada de su nariz debido a la perforación del tabique nasal que el consumo continuado de cocaína produce, también es muy característico del perfil cocainómano.
Rasgos psicológicos y conductuales de las personas adictas a la cocaína
En cuanto a las características psicológicas y conductuales de las personas adictas a la cocaína, aquí es donde se observan los detalles más llamativos y desconcertantes. Así, entre otros aspectos que refiere un comportamiento cocainómano podemos destacar:
- Tendencia a aislarse socialmente y a disponer de escasas habilidades sociales.
- Muchas limitaciones en el manejo del estrés y las emociones negativas, y baja capacidad de resiliencia
- Desregulación emocional y cambios de humor notable;
- Baja tolerancia a la frustración
- Dificultad para identificar y expresar sentimientos
- Personalidad impulsiva, ansiosa y exagerada, con escasa voluntad para no caer en acciones perjudiciales
- Pensamiento lógico difuso y dificultad para tomar decisiones favorables.
- Desempeño ocupacional ineficiente y dificultades para mantener acciones — y planear metas— a largo plazo.
Con todo, los peores rasgos del comportamiento cocainómano surgen cuando la persona adicta está lidiando con el síndrome de abstinencia. Es decir, todos esos impulsos que padece el consumidor de cocaína cuando interrumpe el consumo habitual. Asimismo, los problemas económicos, los actos delictivos y la tendencia a la mentira son rasgos que comparten los adictos.
No obstante, el deterioro bio-psico-social progresivo que experimenta el adicto pasa desapercibido para él. De ahí su tendencia a negar su adicción y demorarse tanto en comenzar un tratamiento de recuperación de su salud. Ello se debe a que su mecanismo neuronal de memoria eufórica selectiva los lleva a recordar solo los efectos placenteros del consumo. Obviando, por tanto, las consecuencias negativas que provoca el consumo de cocaína.
De ahí que, a pesar de su enfermedad a la adicción, las personas cocainómanas demoren unos 15 años en buscar ayuda profesional para superar su adicción. Sin duda, este es otro patrón propio del comportamiento cocainómano: la negación de su enfermedad.
La raíz neuropsicológica del comportamiento cocainómano
Pero estos comportamientos disfuncionales tienen una raíz neurobiológica; ya que con el consumo habitual de cocaína muchas regiones cerebrales y el sistema nervioso dejan de funcionar correctamente. De ahí que estos pacientes presenten un serio deterioro de sus funciones neuropsicológicas que se visibilizan en sus actitudes, sus reacciones y la falta de sensatez para tomar buenas decisiones.
Así lo corrobora la neuropsicología clínica, que estudia la relación entre las estructuras cerebrales —la neurología— y la psicología del individuo. Es decir, centra su investigación en cómo el funcionamiento de las neuronas se refleja en las conductas individuales. Así, atendiendo al sustrato neuropsicológico se puede entender por qué los pacientes con adicción a la cocaína muestran dificultades para su desempeño ocupacional, tomar buenas decisiones, adquirir nuevos aprendizajes o asimilar información o instrucciones.
Y es que el consumo abusivo y crónico de cocaína se ha vinculado a diversos déficits neuropsicológicos que afectan a la atención, memoria verbal y visual, pensamiento lógico y funciones ejecutivas —memoria de trabajo, flexibilidad mental, fluidez verbal, inhibición y toma de decisiones—. Lo que se resume en un evidente défícit cognitivo y ejecutivo, así como problemas para actuar correctamente en la vida cotidiana asociado a la adicción a la cocaína.
Todo ello se traduce en un comportamiento cocainómano basado en las conductas disfuncionales y de conflicto con el entorno familiar y social.
Asimismo, es justamente el gran impacto que tiene esta droga en la corrosión del sistema nervioso y neuronal que impide que estas personas puedan superar la adicción a la cocaína de una vez. Porque está constatado que la recaída o tasa de rebote, tras iniciar un tratamiento de desintoxicación, en estos pacientes es muy elevada.
Los estudios neuropsicológicos también responden a este hecho con la evidencia de las dificultades que las personas adictas tienen en la toma de decisiones; así como en la existencia de conductas automáticas consolidadas en estos pacientes. Lo cual los hace vulnerables a las situaciones de riesgo y a recaer en el consumo.
¿Se puede superar el comportamiento cocainómano en una persona adicta?
En Instituto Castelao contamos con un tratamiento de rehabilitación cognitiva como pieza fundamental de nuestro tratamiento de la adicción. Además de diversas terapias que fortalecen la atención, el control de impulsos y los cambios de conductas con terapia cognitivo conductual contextual.
Así conseguimos mitigar paulatinamente el comportamiento cocainómano hasta modificarlo. De hecho, más del 85 % de nuestros pacientes, muchos de ellos adictos a la cocaína, consiguen recuperarse y vivir una vida más saludable y plena. Si bien los adictos, como personas que detentan una enfermedad mental crónica, nunca estarán curados totalmente de su dolencia; pero pueden aprender a convivir con ella, teniéndola bajo control.
Sin embargo, nos preocupa que la cocaína siga siendo la segunda droga más consumida entre nuestros ciudadanos, especialmente muchos jóvenes universitarios. Pues diferentes estudios afirman que el 44 % de los universitarios de algunos campus españoles consumen cocaína. Ya sea con frecuencia —el 18%—o de forma permanente —un 4%—.
Para reducir el número de víctimas que provoca la cocaína y la enfermedad de la adicción se necesitan más acciones y políticas de prevención y de información. Porque nuestros menores y jóvenes siguen estando desinformados sobre las consecuencias del consumo de drogas y la necesidad de pedir ayuda lo antes posible.
Pues la atención temprana y/o el ingreso en un centro de desintoxicación son absolutamente esenciales para la recuperación de la salud y el bienestar de los consumidores de cocaína. Droga destructiva y altamente adictiva donde las haya.
Referencias consultadas
- Bonet Álvarez, J. & al. (2015). Consumo de cocaína y estado de las funciones ejecutivas. Recuperado de https://bit.ly/3vaJpyV
- ECMDDA (2022). Informe europeo sobre drogas. Tendencias y novedades 2022. Recuperado de https://bit.ly/3p0zBEb
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- Hijosa Sola, I. (2018). Consecuencias del consumo de cocaína. Recuperado de https://bit.ly/3TesC8a
- Lorea, I. & al. (2010). Rendimiento neuropsicológico en la adicción a la cocaína: una revisión crítica. Recuperado de https://bit.ly/3SiLJNd
- Solar Insa, P. del Río Meyer, M., & Bramon Bosch, E. (s/f). Trastornos mentales y del comportamiento debidos al consumo de múltiples drogas o de otras sustancias psicotropas. Recuperado de https://bit.ly/3TtLpwx
Redactora de comunicación en el Instituto Castelao.
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