WhatsApp es el servicio de mensajería instantánea más popular del planeta. Según lo informado en su blog oficial, cuenta con más de 2.000 millones de usuarios en el mundo. Es la aplicación más universal, inmediata y transversal, con usuarios de todas las edades. Su existencia revolucionó nuestra vida y cambió la manera de comunicarnos. Pero, ¿es posible contraer una adicción al WhatsApp?
Contenidos
- 1 REDES SOCIALES Y SU INFLUENCIA EN LA COMUNICACIÓN HUMANA
- 2 REDES SOCIALES VS. SERVICIOS DE MENSAJERÍA INSTANTÁNEA:
- 3 LA ADICCIÓN A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS, UN FENÓMENO EN AUMENTO
- 4 QUÉ ES LA ADICCIÓN AL WHATSAPP
- 5 ¿Cómo detectar la adicción al Whatsapp?
- 6 Algunas recomendaciones para minimizar la adicción al WhatsApp
- 7 CONCLUSIÓN
- 8 REFERENCIAS CONSULTADAS
REDES SOCIALES Y SU INFLUENCIA EN LA COMUNICACIÓN HUMANA
Las redes sociales son parte de la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo. Cambiaron la forma en que nos relacionamos con nuestro entorno. Un ejemplo de ello es el WhatsApp, propiedad del gigante Facebook, que combina redes sociales virtuales con mensajería instantánea. Por eso engancha tanto su uso y se consulta a todas horas de modo casi compulsivo. Sin duda, algunas personas tienen una tendencia a la adicción al WhatsApp.
Como una gran plaza pública virtual, las redes sociales reemplazaron en gran medida nuestro escenario de interacción social. Se convirtieron en un patio de vecinos casi ilimitado.
Seleccionamos, editamos, filtramos, publicamos. Es nuestro alter ego digital. En ellas podemos elegir qué, cuándo y cuánto queremos mostrar de nosotros mismos. Facilitan mostrarnos, conocernos, ver, espiar, pertenecer.
Ciertamente, son la evolución lógica de internet, desde lo impersonal hacia lo cada vez más personal. Y es esta personalización dónde reside su capacidad socioadictiva o de generar una adicción comportamental. Especialmente, entre la población joven que pasa cada vez más tiempo inmersa en sus redes sociales.
REDES SOCIALES VS. SERVICIOS DE MENSAJERÍA INSTANTÁNEA:
Existe una arista aún más personal y cotidiana que las redes sociales. Si éstas eran la plaza o las ventanas al exterior, los servicios de mensajería instantánea son nuestros vínculos y puertas adentro. Son nuestra familia, nuestros amigos más cercanos, nuestra aula, nuestra oficina, nuestros espacios de conquista. Y en este territorio, la aplicación WhatsApp se proclamó soberana.
En efecto, los servicios de mensajería instantáneos modificaron nuestra forma de comunicarnos de tú a tú. Atrás quedaron las conversaciones medidas en minutos o la limitación de tener que escribir mensajes con solo los 12 botones de un teléfono.
Así, el diálogo íntimo, el cara a cara, el aviso oportuno, el cuchicheo al oído, la seducción fue reemplazado por este servicio de mensajería online. ¡Hasta límites insospechados!
LA ADICCIÓN A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS, UN FENÓMENO EN AUMENTO
Vivimos una época caracterizada por las conductas adictivas, repetitivas y generadoras de tolerancia. Conductas que encuentran en el campo virtual un medio en que enraizarse y erigirse. Estamos en pleno auge de la adicción al juego por internet, adicción a las redes sociales, al cibersexo. Entonces ¿existe realmente una adicción a WhatsApp?
Caminar contestando mensajes de WhatsApp. Ignorar a los que están a nuestro alrededor por ver la aplicación. Conducir mientras se leen o escriben mensajes. Estos son solo algunos de los síntomas que muestran quienes tienen una dependencia a este servicio de mensajería instantánea.Su uso prolongado, por largos períodos de tiempo, crea una dependencia a nivel neurológico de nuestro organismo. Esto es porque reduce los receptores de dopamina en el cerebro. Como consecuencia, nuestro cerebro genera una búsqueda de esta sensación placentera, que cada vez se torna más repetitiva.
La adicción a WhatsApp, al igual que cualquier conducta que provoque placer, tiende a convertirse en un comportamiento compulsivo. Pero para que ello ocurra, el individuo debe mostrar una pérdida del control habitual al ejecutar una determinada conducta. Y esta pérdida de control debe persistir, a pesar de las consecuencias negativas que éstas acarreen.
QUÉ ES LA ADICCIÓN AL WHATSAPP
Se trata de una adicción psicológica vinculada a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), que se une a otras adicciones virtuales. Como, por ejemplo, la adicción al móvil, a internet, a las redes sociales, a las apuestas on line, etc. Como todas las dependencias, la adicción al WhatsApp puede desencadenar o fomentar trastornos mentales latentes o previos.
Conductas compulsivas, refuerzo de personalidades borderline, inmaduras o narcisistas; actitudes psicopáticas; depresión o cuadros de ansiedad pueden verse potenciados por el uso de esta aplicación.
Sobre todo si la persona que sufre esta dependencia tiene otros problemas psicológicos. Como inestabilidad emocional, inseguridad en uno mismo, incapacidad de comunicarse personalmente o una timidez extrema.
El peligro del uso indebido de WhatsApp puede crear adicción en ciertas personas. Pero también puede conllevar consecuencias perjudiciales y dejar ciertas huellas que pueden ser difíciles de borrar. Por eso la importancia de mantener un control racional sobre su uso.
Ver quién está ahora mismo en línea, quién está en línea pero no ha respondido, cuándo fue que alguien escribió por última vez o cuánto hace que alguien no se conecta,… Estas son algunas de las cosas que fácilmente se pueden averiguar entrando a WhatsApp. Que no solo nos permite comunicarnos, sino que también brinda algunas herramientas de seguimiento.
Dichas herramientas permiten tener cierto control sobre otras personas, lo que puede acarrear conflictos de parejas, problemas laborales o malentendidos entre amigos.
¿Cómo detectar la adicción al Whatsapp?
Además de las señales comunes con otras adicciones (compulsión y pérdida de control, negación, etc.) la adicción a WhatsApp tiene algunas en particular:
- Estar muy pendiente todo el tiempo de recibir nuevos mensajes de WhatsApp.
- Controlar obsesivamente el ‘doble check’ para verificar que los mensajes enviados hayan sido leídos.
- Padecer el síndrome de ‘vibraciones fantasma’: Más del 90% de los usuarios de teléfonos inteligentes sufren este síndrome. Se basa en percibir notificaciones o vibraciones inexistentes. Según Robert Rosenberger, especialista del Instituto de Tecnología de Georgia, este fenómeno es una alucinación causada por la ansiedad.
¿Cuáles son sus síntomas más habituales?
Hacia afuera o externamente:
- Negación cuando los demás comentan que se pasa demasiado tiempo conectado.
- Reproches o pérdida de relaciones personales.
- Evasión y aislamiento: uso del Whatsapp en situaciones sociales (fiestas, comidas, salidas con amigos, viajes, etc.).
Hacia adentro o cómo se siente el usuario:
- Angustia ante la pérdida de conexión: Tener poca batería o mala señal genera estrés.
- Agobio insano por permanecer lejos del móvil o no poder chequear mensajes de Whatsapp, lo que disparan los niveles de ansiedad.
- Cambio de patrones de sueño: Pérdida de horas de descanso por estar conectado.
- Deterioro del cuidado personal: Dejadez en los hábitos de higiene y arreglo personal, postergados por estar usando la aplicación.
Algunas recomendaciones para minimizar la adicción al WhatsApp
Por eso es muy importante tratar de evitar que la dedicación a las redes sociales interfiera en nuestra vida personal. Es decir, en la productividad laboral, el rendimiento académico, el cumplimiento de nuestras responsabilidades; la realización de actividades de ocio fuera de casa, etc.
Para evitar riesgos de caer en esta socioadicción, señalamos algunos consejos sobre cómo prevenir la adicción a las redes sociales:
- Establecer horarios y prioridades: no responder mensajes laborales fuera del horario de trabajo y/o personales durante horario laboral, por ejemplo.
- Minimizar las distracciones: Mantener la pantalla del móvil fuera de la vista (boca abajo o en un cajón), silenciar notificaciones, quitar vibración.
- Estar determinados momentos del día sin WhatsApp: desconectar las notificaciones en ciertos horarios (en el trabajo, estudio, durante las comidas, ocio, etc.).
- Crear rutinas para consultar los mensajes: Cada tantas horas o determinadas veces al día, estableciendo un tiempo máximo de uso.
- Evitar estar en demasiados grupos y permanecer solo en los necesarios.
- Quitar de la lista de aplicaciones con acceso rápido. Mover el icono a una pantalla secundaria.
De esta forma, es posible cambiar la adicción al whatsApp por comportamientos más saludables y funcionales. En principio, sólo se requiere consciencia, voluntad de cambio y perseverancia.
No obstante, en caso de que no se consiga controlar esta acción de forma personal, conviene solicitar ayuda profesional. Actualmente los centros de tratamientos de adicciones son de gran apoyo para tratar estas nuevas demandas socioadictivas. Para ello se sirven de diversas terapias psicológicas especializadas en estos comportamientos alterados.
En este sentido, la psicoterapia de corte cognitivo-conductual será de gran generar cambios de patrones de conducta. Y un nuevo uso de las tecnologías o del móvil más saludables y consciente.
CONCLUSIÓN
Es importante saber administrar nuestra conectividad y nuestra privacidad. Dosificar nuestra presencia y hacer respetar nuestros silencios. En caso contrario, WhatsApp puede acabar vulnerando nuestra intimidad y controlando nuestros actos subconscientes.
Algo que no es de extrañar, dado el empeño de las industrias tecnológicas por captar la atención de los usuarios. A través de unos recursos digitales cada vez más intuitivos, inteligentes e invasivos. Y es que nuestros clics, visitas y datos de acceso son un negocio que reporta grandes ganancias a estas compañías.
Con tanta exposición a la sobreestimulación de nuestros sentidos, en parte ocasionada por las nuevas tecnologías, nuestra salud mental y demanda tiempo libre. Pero tiempo libre de los excesos de la vida digital y de la comunicación instantánea y constante. Por eso tomar algunas medidas preventivas puede evitar que el uso de una mera aplicación de mensajería se convierta en adicción al WhatsApp.
REFERENCIAS CONSULTADAS
- Echeburúa, E., & De Corral, P. (2010). Adicción a las nuevas tecnologías ya las redes sociales en jóvenes: un nuevo reto. Adicciones, 22 (2). Recuperado de http://m.adicciones.es/index.php/adicciones/article/view/196
- La información (2019). Cómo superar tu adicción al Whatsapp. Recuperado de https://www.lainformacion.com/practicopedia/como-superar-tu-adiccion–a-whatsapp/6509269/
- Romero, S. (s/f). La adicción al móvil altera el cerebro igual que los opiáceos Recuperado de https://www.muyinteresante.es/tecnologia/articulo/la-adiccion-al-movil-altera-el-cerebro-igual-que-los-opiaceos-501523961357
- Slotnisky, D. (2018). Cómo evitar que las redes sociales roben la vida. Recuperado de https://www.eltiempo.com/tecnosfera/novedades-tecnologia/consejos-para-reducir-la-adiccion-a-las-redes-sociales-222816
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